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QUETZALTENANGO
Diario de Los Altos

Pasión

La agonía del deporte rey

El mayor triunfo futbolístico que la mayoría de guatemaltecos recuerdan es el gol de Juan Carlos Plata contra Brasil, en la Copa Oro de 1998.

Lo grande de aquel momento radicaba en que la peor selección del área le empataba un partido oficial al equipo tetracampeón del mundo, el cual tenía jugadores del once base de la escuadra campeona del mundial de Estados Unidos 1994, en el estadio Rose Bowl, y algunos jugadores que fueron parte del conjunto que perdió la final en el Stade de France, en la final del mundial de 1998.

Aquel empate no sirvió para nada, pero nos permitió soñar con llegar a un mundial, nos dejó soñar y decir que Guatemala era la mejor selección de Centroamérica de aquel entonces.

Lejanas quedan ya las grandes gestas de la década de 1960, donde se encuentra el mayor éxito continental del futbol guatemalteco, donde se ganó, en Honduras, la Copa de CONCACAF, el equivalente al actual y mal valorado torneo de Copa Oro.

En 2001, la selección ganó su único título de UNCAF, viviendo una eliminatoria mundialista pareja ante Estados Unidos, Costa Rica y Barbados. Aquella eliminatoria fue la única que salió de la capital del país al jugarse dos partidos en el estadio Carlos Salazar de Mazatenango, y el duelo ante Barbados se jugó en el Mario Camposeco de Quetzaltenango.

El empate con Costa Rica en la tabla de aquella eliminatoria obligó a un partido de desempate en Estados Unidos, con un lapidario 5-0 a favor de los ticos. El mundial de Corea y Japón 2002 le dio la bienvenida a Costa Rica.

Pero, ¿Cuáles han sido los problemas para el desarrollo correcto del fútbol en Guatemala? La pregunta lamentablemente nos lleva a la corrupción, el egoísmo, la centralización de recursos y un sistema acomodado a favor de los capitalinos.

La corrupción en el periodo de Bryan Jiménez como presidente de la Federación Nacional de Fútbol de Guatemala (Fedefut) fue parte del tsunami que produjo el final del periodo de Joseph Blatter al mando de la FIFA, en donde se hizo evidente la corrupción a todos los niveles de las competiciones internacionales oficiales, desde la discutida designación de Qatar como sede del mundial del 2022, partidos arreglados y los sobornos nacidos a raíz de los derechos de transmisión.

La FIFA aún no explica como mantiene la sede mundialista en un país que es cuestionado, pues se presume de su financiamiento a los grupos terroristas, además de tener a los trabajadores que construyen los estadios, en condiciones de esclavitud, ignorando todos los derechos laborales. ¿Quizás se deba a que Qatar es patrocinador mayoritario de varios equipos élite del fútbol mundial y de la misma FIFA?

La centralización de recursos es el eslabón más fuerte de esta cadena de males, todos los recursos de la Fedefut están centralizados en la capital. Basta con mirar la lista de convocatorias a selecciones nacionales en todos los niveles, es extraño que un técnico de selección nacional visite a los equipos que no son de la capital, que vaya y haga un verdadero examen para conformar una convocatoria con jugadores de calidad.

El mayor escenario deportivo del país en los últimos años lo único que ha cambiado es su nombre, de Mateo Flores a Doroteo Guamuch Flores. A nivel de infraestructura, Guatemala se ha quedado varada en relación a otros países de la región, los cuales no apuestan en el fútbol como deporte principal.

Costa Rica y Panamá poseen una estructura deportiva envidiable, ambos están en el mundial del 2018. Los ticos ya han organizado copas del mundo de fútbol en categorías menores. El Salvador mantiene en constantes mejoras el estadio Cuscatlán. México se prepara para organizar otro mundial junto a Canadá y Estados Unidos.

Guatemala mantiene estadios de liga nacional que no califican en seguridad. Recordemos el estadio comunal de La Mesilla, el estadio Santa Lucía de Malacatan, incluso los estadios de departamento de El Progreso, son estadios que en otra liga, no podrían albergar partidos de primera división.

La Liga Nacional de Fútbol lleva todas las semanas a una constante facturación en números rojos, los tres equipos más populares y ganadores del país que aún se mantienen en el máximo circuito futbolístico: Municipal, Comunicaciones y Xelajú MC, han sido abandonados por sus aficiones.

Es interesante ver que uno de los equipos capitalinos más populares como Comunicaciones, llegue a ser visto tan solo por 600 o 1000 personas y que sus ganancias sean de Q30.00 por partido. El equivalente de una entrada a la localidad de general.

Atrás quedaron los años en donde el estadio Mario Camposeco no se daba abasto para recibir a toda la afición que asistía a observar al Xelajú MC dirigido por Luiz Da Costa “Luizinho”, al Xelajú que quedó campeón en el 2007 con Carlos Daniel Jurado, obligando a construir la nueva bandeja de la general sur.

Pareciera que el pesimismo hacía el fútbol invadió el corazón altense que llenaba los estadios y estaba en las buenas y en las malas con el equipo. Apoyando a jugadores que dejaban hasta el alma en la cancha, qué defendían los colores a muerte.

Incluso bajo la administración de Juan Fernando López, Xelajú intentó imitar el modelo capitalino del fútbol con un equipo construido a base de jugadores de “nivel”, llegando a una final que fue perdida de forma humillante 7-1 contra Municipal.

Se debe recordar de aquella final, los rumores de que algunos jugadores se vendieron para perder aquella final, el técnico superchivo en aquel torneo fue Horacio Cordero, técnico súper valorado en el medio capitalino, pero que no responde con equipos de provincia.

El club entró en un periodo de deudas que llevaron a que los socios defendieran al Xelajú, y por ello decidieron elegir a Francisco Santos de nuevo al frente de la institución.

El caso de Antigua Guatemala, equipo que en menos de tres años ha sido ya dos veces campeón del fútbol nacional es interesante, pues a puro movimiento de billetera logró atraer jugadores “estrellas” de los conjuntos capitalinos y al estar a menos de una hora del centro del país, armó un equipo que le ha dado dos títulos a la ciudad colonial.

Hay que recordar qué Roberto Arzú, ex presidente de Comunicaciones y actual asesor del conjunto albo, fue el causante principal de sobrevalorar jugadores y por tanto, encarecer el fútbol nacional. Su modelo de gestión tuvo cuestionados éxitos y llevo a la venta de Comunicaciones a un conglomerado mexicano.

El guatemalteco de por sí vive cada día con una constante falta de identidad, ha visto como ahora se ha cambiado al fútbol nacional por el europeo. Un clásico Real Madrid ante Barcelona es capaz de paralizar a todo el país durante dos horas, los medios ofrecen mayor cobertura al fútbol internacional, en contraste con lo que pasa en el ámbito nacional. Pero todo se reduce a infraestructura de un nivel muy bajo y a un pobre espectáculo en la cancha.

El fútbol guatemalteco que era técnico, rápido y todo corazón ha quedado desplazado por jugadores acomodados que caminan, juegan al pelotazo y se conforman con seguir ganándole a Belice y Nicaragua, aunque ahora con más dificultad.

Lo triste de todo es que hasta las fuerzas básicas no pueden ser parámetros para medir la futura realidad del deporte rey en el país, pues la mayoría de procesos son manejados por compadrazgos y amistades, lo que provoca que no haya jugadores de calidad para alimentar a las primeras plantillas de liga nacional.

Los mismos técnicos de fuerzas básicas de la mayoría de equipos de la liga nacional se han acomodado de tal manera al status quo que han dejado de buscar jugadores, asistir a torneos de barrios y demás competiciones, siguen manejando la misma plantilla y estancan el crecimiento de los deportistas.

Un caso curioso es el hecho de que jugadores de fuerzas básicas del departamento de Quetzaltenango estén integrando filas en el Deportivo Suchitepéquez y en el Deportivo Marquense. Mientras la mayoría de jugadores de fuerzas básicas del equipo lanudo viven en la ciudad de Quetzaltenango acomodados a un sistema que no activa la participación y la competición. Todos los equipos no tienen una estructura de reclutamiento adecuada para manejar los distintos procesos.

Es interesante ver que jugadores que no se acomodan al sistema, como Jefersson Dubon, son expulsados prácticamente del club donde han deseado jugar toda su vida. Debiendo buscar el camino deportivo en otras instituciones deportivas del país.

El problema del fútbol nacional es la falta de identidad, de confianza en que los deportistas guatemaltecos pueden sobresalir. No se puede comparar, por ejemplo, los éxitos de Erick Barrondo —único medallista olímpico de Guatemala— con los fracasos de la selección nacional, porque la Federación de Fútbol recibe financiamiento directo de FIFA, de patrocinadores y una parte de la CDAG, por mandato constitucional.

La suspensión que FIFA tiene sobre Guatemala ha afectado de manera directa procesos menores de selección. No se ha asistido a la copa Centroamericana de enero pasado en Panamá y tampoco a los torneos pre mundialistas de la zona.

Llora sangre ver que ahora se asiste a los estadios a ver edecanes y no buenos partidos de fútbol. Además, la mayoría de medios de comunicación quieren tapar el sol con un dedo y vender un espectáculo mediocre como uno de primer mundo.

Da risa ver las previas y las coberturas al mal llamado “clásico nacional”, entre Municipal y Comunicaciones, que lejos ha quedado de ser un espectáculo de calidad. Equipos que han sido causantes de la mayoría de problemas del fútbol al estar en el epicentro de la centralización del fútbol.

Ahora la empresa telefónica que transmite casi toda la liga nacional, vende el fútbol como lo hacía antes la televisión nacional. Dejando ver la poca ética de entender el problema realmente de fondo.

Actualmente el torneo apertura, es atípico, pues los dos líderes son de provincia. Antigua y Xelajú, claro, puede cambiar en esta semana con los resultados de ambos, pero los equipos capitalinos, ya tienen torneos de no caminar bien.

A meses del Mundial de Rusia, vemos a México, Costa Rica y Panamá en el mundial representado a nuestra zona. Honduras está peleando el pase con Australia.

Veremos a los guatemaltecos ponerse la camisola de Argentina, por ser simpatizantes de Lionel Messi —estrella del FC Barcelona—, o la de Brasil, selección que nos ha enamorado a lo largo de la historia por su juego.

Otros se pondrán la camisola alemana, española o italiana. La de Guatemala estará guardada otro mundial más en el cajón, gracias a la centralización del fútbol y a su mala gestión a todo nivel.

Ahora con la intransigencia de la CDAG, las malas y absurdas decisiones de gente que encabeza hoy la FEDEFUT, vemos que hasta peligra el siguiente proceso mundialista rumbo a Qatar 2022, pues la FIFA mantiene la suspensión a nuestro país.

Puede que Xelajú quede campeón este torneo, ayudando a que se dé una imagen errónea del fútbol nacional, pues se hablará de que se descentraliza el deporte, cuando no es así.

Es de observar, que nuestro fútbol necesita una total re fundación y re acomodo total de su estructura y su forma de competición. El problema es encontrar las personas que trabajen por los intereses del deporte y sus aficionados, no por los propios.

(1990). Cofundador de Diario de Los Altos. Reconocido dos veces por la Universidad Rafael Landivar con el premio Juan Fernando Cifuentes en prosa y Poesía. Autor Pesadillas de un Espantapájaros (Poesía, 2011); Canto Nocturno (Poesía y Cuento, 2018); Cuentos Embargados (2020, Cuento). Profesor en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco Marroquín.

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