La Corte Suprema de Pensilvania ha sacudido hasta los cimientos a la Iglesia Católica. El Gran Jurado de Pensilvania presentó un informe de 1356 páginas, en donde se detalla el abuso por casi 70 años, de sacerdotes a niños, niñas y jóvenes.
Los abusos sexuales fueron cometidos por más de 300 sacerdotes, los actos fueron encubiertos y solapados por la cúpula eclesiástica de la Iglesia Católica de Pensilvania. La mayoría de los abusadores sexuales han fallecido ya, por lo que han quedado impunes.
Este informe revela el mayor escándalo de abusos sexuales en la Iglesia Católica, la cúpula eclesiástica de Pensilvania encubrió los casos de una forma parecida a la que operó la Iglesia Católica de Boston, escandalo que fue dado a conocer en el año 2002.
La Iglesia Católica defensora de las causas pro vida, ve con horror como en el año de 1989, una carta serviría para justificar un aborto, en aquella nota, el obispo de Scranton James Timlin, se dirige al Cardenal Luigi Dadaglio en Roma para notificarle que un sacerdote había asistido a un aborto irregular: “El sacerdote actuó preso del miedo y el pánico. Él había dejado embarazada a la chica a la que ayudó con el aborto”, justifica.
Al final al sacerdote le fue otorgado su perdón, pues según la carta, ya se encontraba en una parroquia lejana y fuera de todo daño.
Los sacerdotes implicados en los abusos, eran cambiados de parroquia, jamás fueron dados de baja. Una de las reglas que seguía la Iglesia Católica era no involucrar a la Policía, no mencionarles nada a las autoridades. Luego, si era de extrema necesidad retirarlos, en los informes detallaba que los retiraban de la iglesia por “baja médica” o “fatiga nerviosa”.
Uno de los principales señalados dentro de la investigación, es el Cardenal Donald Wuerl, actual cardenal y arzobispo de Washington, que entre 1988 y 2006 fue el Arzobispo de Pittsburgh.
Dentro de los casos más perversos se encuentra el de un cura, que abusó sexualmente de una niña cuando fue a visitarla al hospital, la niña tenía recién una operación de amígdalas.
Un sacerdote obligó a un niño de nueve años a practicarle sexo oral para luego decirle con cinismo que lo que estaba haciendo era limpiarle la boca con agua bendita.
Uno de los casos más cínicos de los encubrimientos a abusadores se demuestra, cuando un sacerdote fue dado de baja del servicio religioso pues las denuncias en su contra eran demasiadas, la iglesia lo apartó pero le otorga una carta de recomendación para su trabajo siguiente, en Walt Disney World.
La Iglesia Católica ha emitido este jueves un comunicado de prensa, en donde detalla lo siguiente: “Ante el informe que se ha hecho público en Pensilvania esta semana, hay dos palabras que pueden expresar los sentimientos frente a estos horribles crímenes: vergüenza y dolor. La Santa Sede toma muy en serio el trabajo del Investigating Grand Jury de Pensilvania y el largo Interim Report que ha elaborado. La Santa Sede condena inequívocamente el abuso sexual de menores.”
La iglesia sabe lo tenso de la situación y las consecuencias que puede tener en el ámbito de la fe y de los creyentes, el comunicado agrega: “El Santo Padre comprende bien cuánto pueden sacudir la fe y el ánimo de los creyentes estos crímenes, y reitera el llamamiento a hacer todos los esfuerzos posibles para crear un ambiente seguro para los menores y los adultos vulnerables en la Iglesia y en toda la sociedad. Las víctimas deben saber que el Papa está de su parte. Aquellos que han sufrido son su prioridad, y la Iglesia quiere escucharlos para erradicar este trágico horror que destruye la vida de los inocentes”.
El portavoz del Vaticano ha defendido que los abusos señalados en el informe son antes del año 2002, cuando se iniciaron las reformas en la iglesia católica de Estados Unidos. Dichas reformas, según el portavoz han ayudado a disminuir los abusos de los clérigos.
En Guatemala han existido casos de sacerdotes que han dejado la misión religiosa para casarse y poder tener a su familia. Otros inclusive se han apartado del servicio religioso para poder participar en política. Pero no hay un precedente de religiosos o religiosas que hayan abusado de fieles.
Las autoridades de Guatemala, solicitan ahora por ley, cada seis meses, una certificación que permite tener un filtro con las personas que trabajen con niños. La certificación es del RENAS, en ella se detalla si la persona tiene o no antecedentes de agresiones sexuales.
Tanto los colegios así como las iglesias deben presentar cada seis meses dichas certificaciones. Si desea leer el comunicado de prensa de la Iglesia Católica este es el enlace.