Este 20 de febrero se conmemora el día de la identidad nacional, el Día de la Marimba, nuestro instrumento nacional.
La ciudad de Quetzaltenango y toda la región de Los Altos deben sentirse orgullosa, pues es de estas tierras de donde han emergido los maestros marimbistas más virtuosos de nuestra Guatemala.
Es por eso que hoy, en homenaje al instrumento nacional, en un emotivo recordatorio de aquellos almuerzos familiares alrededor de las mesas de los abuelos, compartimos con ustedes trece piezas de marimba para enamorarnos de nuestra Xelajú eterna.
Uno de nuestros más grandes compositores sin duda alguna es Wotzbelí Aguilar, autor de diversas piezas musicales, la primera que compartimos del maestro, es una que puede realmente enarbolar el sentimiento altense.
“Tristezas quetzaltecas” es una composición musical que posee una melodía alegre, que a pesar del nombre, nos recuerda que nuestras tristezas tendrán consuelo siempre, además de recordarnos que en la vida, debemos sonreír, pues al escuchar esta melodía, una sonrisa melancólica nos une a la tierra que nos vio nacer.
La fe es uno de los elementos esenciales en el alma de los altenses, es por eso que no es de extrañar que la siguiente composición nos haga memoria de nuestras raíces y de la creencia de nuestro pueblo.
A ritmo de son, el maestro Raymundo Díaz compuso para la enternecedora imagen del Niño del Santísimo esta pieza musical. Misma que en palabras del finado artista, trataba de retratar la ternura e inocencia del divino infante de la ciudad altense.
El son del Niño del Santísimo es una de las composiciones musicales vertebrales dentro del pensamiento que ayuda a formar la forma de vida de la ciudad de Quetzaltenango.
Sin lugar a dudas el más polifacético y recordado compositor de marimba de la ciudad es el recordado Domingo Betancourt. Mismo que ayudó a forjar la presencia de la marimba por medio de sus obras musicales de incalculable valor.
Una de ellas es la melodía titulada “Santiaguito”, misma que hace alusión al volcán homónimo. De alegra melodía y singular armonía, nos vuelve a demostrar la alegría de la marimba en su sonido.
La ciudad de Quetzaltenango no se puede concebir sin su equipo de futbol el Xelajú Mario Camposeco, el equipo departamental más victorioso del futbol guatemalteco.
La pasión que despierta dicho equipo invade todo el movimiento de vida de la ciudad, el cariño que se le tiene a la institución es tan grande, que en homenaje al campeón nacional de 1962, Luis Hurtado, compuso esta festiva pieza de marimba titulada “Xelajú MC”.
El maestro músico Jesús Castillo, oriundo del municipio de San Juan Ostuncalco, sin lugar a dudas fue una de las lumbreras del arte nacional en la primera mitad del siglo XX.
Su obra magistral titulada “Fiesta de pájaros” es una de las melodías más exquisitas realizadas en tierras guatemaltecas. Los arreglos musicales para poder ejecutar la misma en marimba fueron hechos por el maestro Rocael Hurtado.
La Virgen del Rosario ocupa un lugar central en el corazón de la ciudad. El mes de octubre marca la feria patronal de la ciudad que acude a ella en todo momento.
Su belleza e historia cautivaron al maestro Wotzbelí Aguilar quien le compuso la pieza musical titulada “La Patrona de mi pueblo”. Misma que enarbola el sentimiento de alegría, nostalgia y fe de un pueblo.
La ciudad de Quetzaltenango es la tierra que ha abrazado la marimba. En su entrada principal podemos observar el hermoso monumento a la marimba obra del maestro Galleotti Torres.
El corazón de un quetzalteco siempre buscará volver a su hogar, regresar a su tierra, esta tierra nuestra, pues en ella hemos depositado a nuestros difuntos, hemos ganado y perdido amores, hemos vivido.
Hay cuatro composiciones de marimba que vuelven única a la ciudad de Quetzaltenango. Las cuatro reflejan a su manera el sentimiento altense, el orgullo y el amor por esta tierra.
La primera es obra del maestro Benedicto Sáenz, importante músico en la historia nacional, nacido de la nueva Guatemala de la Asunción, le compuso este hermoso vals a la ciudad, al que tituló simplemente “Xelajú”.
Después de los terremotos de principio de siglo XX, viendo a su ciudad devastada, el compositor Mariano Valverde escribió su obra magistral, un extraordinario vals, que a la luz de la tristeza de los temblores, nos recordó que vale la pena vivir.
Elegante vals que encoge el corazón y hace revivir viejos amores, viejas tristezas, viejas tertulias. De seguro caminó por las calles en ruinas y en la oscuridad vio una luz, la luz de la luna. Entonces de su alma nos regaló “Noche de luna entre ruinas”.
El orgullo de la ciudad fue el Ferrocarril de Los Altos. Medio de transporte que cruzaba la boca costa guatemalteca para conectar la ciudad de la estrella con el mar. Su tramo corto al igual que su vida, llevaba los vagones del tren eléctrico de Quetzaltenango a San Felipe Retalhuleu.
Domingo Betancourt, joven en el momento de la inauguración del ferrocarril, compuso para la eternidad la festiva pieza de marimba titulada “Ferrocarril de Los Altos”. El ferrocarril nos lo arrebató Ubico, pero sigue vivo en nuestros corazones por medio de dicha composición.
Para concluir este paseo musical por nuestras piezas de marimba, es imposible dejar de lado el himno de todos los quetzaltecos.
El amor siempre será elemento importante en nuestra ciudad, es el combustible que nos mueve. Francisco “Paco” Pérez nos regala el hermoso vals titulado “Luna de Xelajú”. ¿Quién no ha suspirado por una morena?
La marimba es nuestro instrumento nacional, en sus sonidos podemos encontrar el sístole y diástole de nuestro ser. Hemos crecido oyendo las más bellas composiciones. Nos hemos descubierto guatemaltecos por medio de sus acordes. La marimba es un orgullo de Los Altos.
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