En donde actualmente se erige la parroquia de San Bartolomé existió un cementerio. ¿La razón? En épocas ya olvidadas por los calendarios en este barrio tradicional quetzalteco estuvo durante mucho tiempo El Calvario.
Hay muchos quetzaltecos que se refieren a San Bartolomé como el “Antiguo Calvario”. La actual iglesia construida por los franciscanos en su etapa final en la ciudad altense, es un hermoso templo que juega con su arquitectura moderna y sus tesoros de imaginería.
Dentro de la iglesia se venera la imagen de Jesús Nazareno, el patrón de la iglesia es decir, San Bartolomé; el Cristo Negro de Esquipulas y el misterio de pasión esculpido por Julio Dubois.
En 1829 la ciudad de Quetzaltenango tenía solo una parroquia, el Espíritu Santo, actual Catedral Metropolitana. En aquel lejano año existía una peste de viruela, la demanda de sepultura cristiana había rebasado la capacidad de la Iglesia de la única parroquia en aquel entonces en la ciudad altense. Por lo que la Municipalidad ordena que los entierros se realicen en el patio de San Bartolomé.
Se menciona en el acta del 23 de abril de 1829 (primera mención de la iglesia dentro de las actas municipales) que se le ha comunicado al alcalde tercero y los principales indígenas del pueblo para que los entierros se hagan en el atrio de San Bartolomé.
La misma menciona que existe resistencia de la población por dicha orden,pero con el paso de los días se acata. La Municipalidad creía que la peste producida por los cadáveres era la causante de la epidemia de viruela que azotaba la ciudad.
El barrio ha pasado a la historia de la ciudad por ser siempre participe de los distintos eventos que han marcado nuestras memorias. Contemporáneamente el hecho quizás más recordado por los quetzaltecos ha sido la trágica muerte de Mario Salvador Camposeco a media cuadra de la iglesia. El fundador deXelaju MC, murió en un accidente aéreo cuyo escenario fue una residencia del barrio de San Bartolomé.
Las ferias cantonales de Cuaresma trasladan ahora sus tradiciones y ventas a la otrora parroquia franciscana de la ciudad, para venerar al Señor Sepultado de San Bartolomé quien descansa debajo de la mirada de los cuatro símbolos de los evangelios.
Nuestras tradiciones siguen vivas con el paso de los tiempos y las mismas son orgullo de Los Altos.
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