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QUETZALTENANGO
Diario de Los Altos

Tacita de Plata

Luz Méndez de la Vega en voces de mujeres

En el marco del centenario del nacimiento de la poeta guatemalteca, Luz Méndez de la Vega, la escritora altense Vania Vargas ha anunciado la publicación por parte de Editorial Cultura de un libro homenaje a la obra de la poeta.

La altense comunicó en sus redes sociales la publicación de dicho homenaje a una de las voces femeninas más grandes de la literatura guatemalteca y centroamericana. El libro llevará por titulo: “Luz, trayecto y estruendo”.

En la obra participaron escritoras guatemaltecas, entre las que podemos destacar a Nicolle de la Vega, Carolina Escobar Sarti, Delia Quiñonez, Evelyn Price, Carol Zardetto, Gloria Hernández, Gladys Tobar y Ana María Rodas.

La portada del libro es una fotografía proporcionada por la Fundación Luz Méndez de la Vega. Dicho libro significará un gran aporte a las letras guatemaltecas, pues todos los textos fueron redactados por diversas mujeres escritoras que se unen a la voz de Luz Méndez para festejar la vida y la obra de esta gran poeta.

Les compartimos a continuación unos poemas de Luz Méndez de la Vega:

Brujería Inútil:

Hoy hice la brujería
que me recomendó Marien:
«Para estar segura de olvidar,
-me dijo- la receta es estupenda,
al momento mismo
lo dejas de amar…’

Yo seguí la fórmula exacta,
paso a paso:
Con precaución vedada de ceremonia,
bajo la luna llena,
y en un sitio solitario,
a las doce en punto de la noche,
di fuego a un mechón de tus cabellos,
diciendo: ‘¡Vete! ¡Vete de mí,
maligno amor que me hieres!’

Y, al instante, la brujería rompí
y me quemé las manos
sacando de las llamas
el trozo medio encendido
del mechón de tus cabellos.

De todos modos ¡Bien sabía!
que era inútil la brujería
del consejo de Marien;
porque a un amor
como el tuyo y el mío
ni brujos ni diablos
ni psiquiatras
pueden ¡tan fácilmente!
borrarlo.

Eros:

Y…
quedaste únicamente tú,
implacable Amor,
cuando Dios se desmoronó
en mis manos
carcomido de silencio
e inalcanzable altura.

Tú y tu dulzor terrible.
Solos y únicos
a la hora pavorosa
de la cuenta estricta,
cuando todo se nos vuelve
mínimo y sin peso,
infinitamente oscuro.

Tú, Dios total,
poderoso y absoluto,
en el sitio preciso de la Nada;
sobre el desolado
territorio del alma,
entre cadáveres
de arcángeles tristes,
soñadores de intacto
fulgor de estrellas.

Tú ¡íngrimamente!
en el enorme vacío
sin palabras,
Y, aunque sólo seas
relámpago efímero,
salto voraz
sobre otro cuerpo
que hacemos
transitoriamente nuestro;
urgidos de anular el límite
de nuestra piel
y naufragar en otra
como en un mar
de oscuros éxtasis.

Tú y tu fugaz olvido
sobre la compartida almohada,
entre la tibia intimidad
de las sábanas,
bajo la noche espesa
de preguntas.
Tú, Rojo Dios,
que haces arder
carne, uñas, cabellos, dientes,

y…hasta el duro
glaciar
del corazón cansado
de triturar alas rotas
y el esqueleto amargo
de los sueños.

El Milagro:

Mano,
labio,
sexo trémulo.
Tirano impulso
de imposibles.

La caricia y el beso
-minúsculos prodigios-
certeros quiebran
la dura soledad
que nos circunda.

Y,
bajo nuestra piel
amurallada de silencios
hacen nacer un dios
de cegadora lumbre
que,
a su fugaz dulzura,
borra
la eterna angustia.

(1990). Cofundador de Diario de Los Altos. Reconocido dos veces por la Universidad Rafael Landivar con el premio Juan Fernando Cifuentes en prosa y Poesía. Autor Pesadillas de un Espantapájaros (Poesía, 2011); Canto Nocturno (Poesía y Cuento, 2018); Cuentos Embargados (2020, Cuento). Profesor en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco Marroquín.

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