Cuentan las abuelas de nuestros pueblos, que a las mujeres trigueñas, de ojos grandes, de cabellos negros como la noche, las enamora un extraño personaje, un ser que se vuelve loco de amor por ellas y que es capaz de matar a los intereses amorosos de las susodichas. Aquel extraño hombrecillo es el Sombrerón.
Guatemala es un país rico en tradición oral y tanto Héctor Gaitán Alfaro como Celso Lara Figueroa, lograron rescatar las leyendas de nuestra Guatemala, tanto que los dos cronistas tienen en sus archivos las leyendas dedicadas a nuestro personaje, el Sombrerón.
La descripción física del personaje es la siguiente: estatura muy pequeña, vestido de color negro, totalmente negro, con botas con espuelas de oro. Lleva un gran sombrero que esconde su rostro y la mayoría de su cuerpo, aquellos que han tenido un encuentro con él, mencionan que solamente se pueden ver sus pies y manos debajo de aquel sombrero.
Al hombro lleva una guitarra de cajeta, misma que utiliza para darle serenata a sus enamoradas, siempre va acompañado por un carretón de carbón, mismo que es tirado por dos mulas negras con ojos rojos.
Según las enamoradas del Sombrerón, el personaje tiene una voz muy dulce, muy melodiosa, la que le permite poder enamorar a las jóvenes que busca. Sin embargo no todo es amor con él, ya que si la mujer abre la ventana de su habitación para poder observar al galante caballero que le lleva serenata, es la señal que el Sombrerón espera, para poder invadir el cuarto.
A partir de ese momento, la mujer objeto de sus deseos amorosos sufre en toda medida, no la deja dormir, le tira excremento a sus alimentos, les trenza el cabello, por lo que sufren una especie de maltrato físico y psicológico, mismo que las puede llevar a la muerte, dicen que el amor del Sombrerón es un amor que mata.
Si la enamorada tiene novio, el Sombrerón se encarga de hacerle la vida imposible al pobre, visitándolo para dejarle pequeños y sutiles mensajes para que deje en paz a “su amor”. En una ocasión se menciona que un joven que vivía en Escuintla, venía de ver a su novia y esta le contó que el Sombrerón le había llevado serenata. Al escuchar eso, él se puso muy nervioso y decidió irse de ahí, se montó a su bicicleta y la luna y las estrellas fueron testigos de aquel escape; sin embargo al llegar a un puente, el joven observó que en medio del camino, se encontraba un pequeño ser que portaba un gran sombrero.
Asustado aceleró el paso, pues sabía de antemano que se trataba del Sombrerón, intento esquivarlo y dejarlo en el camino, pero aquel pequeño ser, le salió enfrente, tomó el timón de la bicicleta, lo levantó por los aires y lo arrojó al barranco desde el puente. Por suerte el joven sobrevivió y a la novia se le practicó un exorcismo para espantar al Sombrerón.
Celso Lara en su leyenda: “Las lágrimas del Sombrerón”, recoge la historia de un amor que si fue correspondido al ente, y la muerte le arrebato el amor de su querida, llorando él en el sepelio, dejando en el camino, una huella de lagrimas de cristal.
El Sombrerón es de esos espantos que están siempre en la tradición oral guatemalteca, en esos relatos que cuentan abuelos a sus nietos. Lo han visto en casi todo el país y más aún, puede ser que conozcamos a alguna enamorada del Sombrerón.
