Este jueves, las tropas rusas tomaron «el control completo» del área de la central nuclear de Chernóbil, al norte de Ucrania, según un comunicado del Ministerio de Defensa de Rusia.
«La radiación de fondo está normal», aseguran los militares, afirmando que «fue alcanzado un acuerdo con los soldados del batallón de defensa de la central nuclear ucraniana para proporcionar seguridad a los reactores y el sarcófago de la central nuclear de Chernóbil».
Ucrania ha advertido del registro de preocupantes lecturas de radiación en la central nuclear de Chernóbil, que cayó el jueves en manos del Ejército ruso. Moscú, sin embargo, desmiente estos datos y asegura que todo está bajo control. «Hubo un aumento de los indicadores por encima de los niveles de control», explicó a la agencia AFP el subdirector del departamento ucraniano para cuestiones de seguridad de las instalaciones nucleares, Alexander Grigorach, para añadir que todo el personal ha sido evacuado. El Parlamento ucraniano, la Rada, también expuso en su cuenta de Telegram que el sistema de monitoreo automatizado había reportado un aumento de «rayos gamma», un signo de radiactividad, sin especificar el nivel.
Un médico militar ucraniano examina el cuerpo de un soldado ruso vestido con un uniforme militar de Ucrania, junto a un camión militar, tras una escaramuza en Kiev. Dentro del vehículo yace otro cuerpo.
GUERRA EN UCRANIA
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Un portavoz del Ejército ruso aseguró que no había preocupación por la seguridad del reactor, ni por su sarcófago, asegurando, al contrario que la versión ucraniana, que el personal seguía en el lugar. «Se ha llegado a un acuerdo con un batallón de las fuerzas de seguridad de la energía atómica de Ucrania para asegurar conjuntamente los bloques de energía y el sarcófago de la central nuclear de Chernóbil», ha declarado Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso.
Suenan las sirenas en la plaza de la Independencia en Kiev tras el ataque de Rusia.
GUERRA RUSIA-UCRANIA
La invasión rusa de Ucrania ha vuelto a aflorar el nombre de Chernóbil. Un vocablo conocido en todos los rincones del mundo desde que, el 26 de abril de 1986, la planta nuclear del mismo nombre fuera epicentro del accidente nuclear más grave de la historia. Aquel día, el reactor número 4 de la planta de energía nuclear explotó, arrojando material radiactivo al exterior, con el consecuente desastre medioambiental y humano. La malograda infraestructura, a día de hoy convertida en enclave turístico, está ubicada al norte de Ucrania, a 4,7 kilómetros de la ciudad de Prípiat, a 18 de la ciudad de Chernóbil y a 17 de la frontera con Bielorrusia. Kiev, la capital, se encuentra solo a 70 kilómetros. Entonces, Ucrania todavía formaba parte de la URSS.
Un acceso rápido a Kiev
Esta ubicación, unida a su huella histórica indeleble por el desastre, ha hecho que Rusia, en su ofensiva contra la vecina Ucrania – ya país independiente- proclamara a los cuatro vientos que se ha hecho con el control de la zona. La Zona de Exclusión de Chernóbil, que fue clausurada por su alto contenido radioactivo, abarca 2.600 kilómetros cuadrados que rodea la planta cerrada. El vasto espacio se encuentra muy cerca de la frontera entre Bielorrusia y Ucrania. Solo 17 kilómetros separan la zona ucraniana del país aliado de Moscú, Bielorrusia, donde Putin ha ido acumulando tropas terrestres en los últimos meses que, finalmente, han entrado en el país vecino. Un acceso rápido para llegar a Kiev.
En la zona de exclusión de Chernobyl se ha encontrado que las poblaciones de animales están prosperando, en parte debido a la ausencia de amenazas humanas.
ACCIDENTE HISTÓRICO
Amenazas latentes
La ofensiva en la zona ha sido motivo de preocupación del Gobierno ucraniano y diversas organizaciones internacionales porque todavía hay material radiactivo susceptible de aflorar en el caso de intensos bombardeos.
Está previsto que en el año 2064 terminen de desmantelarse los reactores. El control de la zona por parte de las fuerzas rusas también fue catalogado por el asesor presidencial ucraniano, Mykhailo Podolyak,
«una de las amenazas más graves en Europa en la actualidad». El propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, había anunciado que los militares del país estaban luchando contra «las fuerzas de ocupación rusas», buscando evitar «que se repita la tragedia de 1986». «Tomar Chernóbil es una declaración de guerra a toda Europa», dijo el mandatario ucraniano.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha asegurado que está siguiendo la situación en Ucrania «con gran preocupación» y ha pedido evitar cualquier acción que pueda poner en riesgo las instalaciones nucleares de Ucrania. «Es de vital importancia que las operaciones seguras y protegidas de las instalaciones nucleares en esa zona no se vean afectadas o interrumpidas de ninguna manera», ha afirmado Rafael Mariano Grossi, director general de la OIEA.
El director de seguridad de energía nuclear de Union of Concerned Scientists, Edwin Lyman, ha hecho hincapié en las amenazas latentes, garantizando que si se interrumpe la alimentación de las bombas de enfriamiento o se dañan los tanques de almacenamiento de combustible los resultados podrían ser catastróficos.
Para Rusia, Chernóbil también tiene una alta carga simbólica. Muchos consideran que la tragedia, que generó unas 400 veces más material radiactivo que el bombardeo de Hiroshima, fue una de las múltiples causas que contribuyeron a la caída de la Unión Soviética.