A lo largo de las décadas, varios millones de migrantes centroamericanos han buscado oportunidades, refugio y estabilidad en los Estados Unidos, impulsados por una combinación de factores que incluyen economías en dificultades, violencia, gobiernos corruptos y el deseo de reunificarse con familiares que emigraron en periodos anteriores o de encontrar un trabajo que sustenta a la familia. A pesar de que los medios en los últimos años se han enfocado en la llegada de menores no acompañados y familias, principalmente de El Salvador, Guatemala y Honduras, en el 2019 la mayor parte de los 3.8 millones de inmigrantes centroamericanos en los Estados Unidos vivían en el país por al menos una década.
El desplazamiento y la inestabilidad económica causados por guerras civiles regionales, en las que estuvo involucrado el gobierno de los Estados Unidos, impulsaron a muchos centroamericanos a migrar en la década del 1980. Las guerras terminaron, pero la inestabilidad económica continuó y la migración aumentó, y como resultado, la población de inmigrantes centroamericanos en los Estados Unidos se triplicó entre 1980 y 1990.
El huracán Mitch en 1998 y dos terremotos en 2001, entre otros factores, impulsaron aún más migración desde El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. En noviembre del 2020, los huracanes Eta e Iota devastaron la región y afectaron hasta 11 millones de personas. La sequía también ha afectado a partes de El Salvador, Guatemala y Honduras en lo que se conoce como el «Corredor Seco». Además, la corrupción en las instituciones políticas, la actividad de las pandillas y las altas tasas de homicidio continúan a afectar partes de la región, lo que impulsa la emigración.
La población total de centroamericanos en los Estados Unidos se ha decuplicado desde 1980, y aumentado un 24 por ciento desde 2010. Los 3.8 millones de inmigrantes centroamericanos presentes en los Estados Unidos en 2019 representaron ocho por ciento de los 44.9 millones de personas nacidas en el extranjero (ver Figura 1).
La inmigración desde El Salvador, Guatemala y Honduras ha tenido la contribución más grande al crecimiento de la población centroamericana nacida en el extranjero desde 1980. Aproximadamente el 86 por ciento de los centroamericanos en los Estados Unidos en 2019 nacieron en estos tres países (ver Tabla 1).
Aproximadamente un tercio de los inmigrantes centroamericanos son ciudadanos estadounidenses naturalizados, y la mayoría de los que recibieron el estado de residente permanente legal (LPR por sus siglas en inglés) (también conocido como obtener una tarjeta verde) en 2019 lo hicieron a través de los canales de reunificación familiar. Los inmigrantes centroamericanos generalmente tienen resultados educativos más bajos que la población inmigrante en general o los nacidos en los EE.UU., y dos tercios de esta población tienen un dominio limitado del inglés. Sin embargo, tienen una mayor participación en la fuerza laboral que la población general nacida en el extranjero o los estadounidenses nativos de nacimiento.
Estados Unidos es el destino principal para los migrantes centroamericanos en general, según las estimaciones de la División de Población de las Naciones Unidas del 2020, y el destino principal para los migrantes de todos los países centroamericanos, excepto los nicaragüenses, cuyo principal destino fue Costa Rica. Aproximadamente el 15 por ciento (741,000) de todos los migrantes centroamericanos se establecieron en otros países latinoamericanos, México siendo un destino común. Fuera de América Latina, España y Canadá tienen una gran presencia de migrantes de Centroamérica (3 por ciento y 2 por ciento, respectivamente).
Utilizando datos de la Oficina del Censo de EE.UU. (La Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense [ACS] más reciente de 2019 y datos de la ACS de 2015-19), el Anuario de Estadísticas de Inmigración del Departamento de Seguridad Nacional y el Banco Mundial, este artículo brinda información sobre la población inmigrante centroamericana en los Estados Unidos, con atención a su tamaño, distribución geográfica y características socioeconómicas.
La mayoría de los inmigrantes centroamericanos viven en estados a lo largo de las costas y la frontera sur, con más de la mitad de la población en California (25 por ciento), Texas (13 por ciento), Florida (11 por ciento) y Nueva York (8 por ciento). Los cinco condados principales para los centroamericanos fueron el condado de Los Ángeles en California, el condado de Harris en Texas, el condado de Miami-Dade en Florida, el condado de Dallas en Texas y el condado de Prince George en Maryland. Juntos, estos cinco condados albergaban 30 por ciento de los inmigrantes centroamericanos en Estados Unidos.
La población inmigrante centroamericana tiene una gran distribución, pero las concentraciones más altas se encuentran en el área metropolitana de Los Ángeles (16 por ciento), Nueva York (11 por ciento), Washington, DC (9 por ciento), Miami y Houston (cada uno con un 7 por ciento).
Dominio del idioma inglés
Casi todos los inmigrantes centroamericanos hablan otro idioma además del inglés. Asimismo, la mayoría de la población tiene un dominio limitado del inglés (66 por ciento) en comparación con la población general nacida en el extranjero (46 por ciento). Los guatemaltecos (70 por ciento), hondureños (70 por ciento) y salvadoreños (69 por ciento) tenían más probabilidades de tener un dominio limitado del inglés (LEP) que otros centroamericanos.
Solo el 7 por ciento de los inmigrantes centroamericanos reportaron que hablaban solamente inglés en casa en comparación con el 16 por ciento de la población general nacida en el extranjero. Los panameños se destacaron: el 20 por ciento informaron que solo hablaban inglés en casa.
Nota: LEP se refiere a aquellos que indicaron en el cuestionario de la ACS que hablaban inglés menos de «muy bien.”
Edad, educación y empleo
De los inmigrantes de Centroamérica, el 81 por ciento estaban en edad de trabajar (el rango de edad de 18 a 64 años), más alto que la proporción de la población inmigrante en general (78 por ciento) o nativos de Estados Unidos (59 por ciento). Menos inmigrantes centroamericanos eran menores de edad (9 por ciento) o mayores de 65 años (9 por ciento) que los nacidos en Estados Unidos. La edad mediana de los centroamericanos era 40 años, entre la de todos los inmigrantes (46 años) y los nativos (37 años). La edad mediana de los inmigrantes de Guatemala y Honduras era 37 y 36, respectivamente, mientras que la más alta de la región era de los extranjeros nacidos en Panamá, 55.
Aproximadamente el 47 por ciento de los centroamericanos de 25 años o más tenían menos de un diploma de escuela secundaria, en comparación con el 26 por ciento de inmigrantes en general y el 8 por ciento de los adultos nacidos en los Estados Unidos. Más de la mitad de los inmigrantes guatemaltecos (56 por ciento) carecían de educación secundaria, el nivel educativo más bajo de los inmigrantes centroamericanos, seguidos por el 50 por ciento de los adultos salvadoreños. Aproximadamente el 11 por ciento de los inmigrantes de Centroamérica tenían una licenciatura o un título superior, menos que las tasas de la población general de inmigrantes y los adultos nacidos en los Estados Unidos (33 por ciento cada uno). Los panameños fueron los más educados entre los inmigrantes de la región, con 31 por ciento que tenían una licenciatura.
Con un 72 por ciento, los inmigrantes centroamericanos tienen una mayor participación en la fuerza laboral que los inmigrantes en general (67 por ciento) y los nacidos en los Estados Unidos (62 por ciento). Entre los inmigrantes de la región, los salvadoreños y los guatemaltecos tenían las tasas de participación laboral más altas, con un 74 por ciento cada uno.
La mayoría de los inmigrantes centroamericanos estaban en ocupaciones de servicios (31 por ciento); recursos naturales, construcción y mantenimiento (25 por ciento); u ocupaciones de producción, transporte y movimiento de materiales (19 por ciento). En contraste, el grupo ocupacional más común para todos los trabajadores inmigrantes fue administración, negocios, ciencias y artes (35 por ciento), seguido por ocupaciones de servicios (23 por ciento).
Aproximadamente un tercio de los trabajadores salvadoreños, guatemaltecos y hondureños trabajaban en ocupaciones de servicios. Los inmigrantes panameños y costarricenses se parecían más a los nacidos en Estados Unidos, con un 41 por ciento y un 38 por ciento empleados respectivamente en ocupaciones de administración, negocios, ciencias y artes.
Ingresos y pobreza
El ingreso promedio para los centroamericanos en 2019 fue $51,000, más bajo que el de todos los inmigrantes ($64,000) y los nacidos en los Estados Unidos ($66,000). Los costarricenses ($61,000) y los nicaragüenses ($58,000) obtuvieron promedios más altos de todos los inmigrantes centroamericanos, seguidos por los panameños ($57,000), los salvadoreños ($56,000), los guatemaltecos ($47,000) y los hondureños ($46,000).
En 2019, el 19 por ciento de las personas centroamericanas vivían en pobreza, comparado con el 14 por ciento de todos los inmigrantes y el 12 por ciento de los estadounidenses nativos de nacimiento. Las tasas de pobreza fueron las más altas entre los hondureños (25 por ciento) y los guatemaltecos (23 por ciento).
Mecanismos de inmigración y naturalización
Alrededor del 34 por ciento de los centroamericanos eran ciudadanos estadounidenses naturalizados en 2019, en comparación con el 52 por ciento de todos los inmigrantes. Los panameños (72 por ciento), los nicaragüenses (61 por ciento) y los costarricenses (59 por ciento) tenían más probabilidades de ser ciudadanos naturalizados, mientras que los hondureños (23 por ciento), los guatemaltecos (28 por ciento) y los salvadoreños (34 por ciento) tenían menos probabilidades.
Los inmigrantes centroamericanos tienden a tener levemente menos años de residencia en los Estados Unidos que la población inmigrante en general. El 44 por ciento de los centroamericanos ingresaron a los Estados Unidos antes del 2000, en comparación con el 51 por ciento de todos los inmigrantes. El 28 por ciento de los centroamericanos ingresaron entre 2000 y 2009, y el 29 por ciento ingresaron a Estados Unidos en 2010 o después. La mayoría de los panameños (72 por ciento), los nicaragüenses (66 por ciento) y los costarricenses (56 por ciento) llegaron antes del 2000, mientras que alrededor de dos tercios de los hondureños (69 por ciento) y los guatemaltecos (64 por ciento) llegaron en 2000 o después.
La mayor proporción de los 65,000 inmigrantes de Centroamérica que se convirtieron en residentes permanentes en el año fiscal (AF) 2019 lo hicieron a través de los canales de reunificación familiar (76 por ciento), seguidos por los refugiados y asilados (10 por ciento). Los costarricenses y hondureños (10 por ciento cada uno) tenían más probabilidades que otros centroamericanos de convertirse en LPR a través del patrocinio laboral, mientras que los guatemaltecos (15 por ciento) tenían más probabilidades de obtener tarjetas de residencia después de obtener asilo o ser reasentados como refugiados.
Notas: Parientes inmediatos de ciudadanos estadounidenses incluyen cónyuges, hijos menores y padres de ciudadanos estadounidenses. Los patrocinados por la familia incluyen hijos adultos y hermanos de ciudadanos estadounidenses, y cónyuges e hijos de titulares de tarjetas verdes. La lotería de Visas de Diversidad se refiere al programa establecido por la Ley de Inmigración de 1990 para permitir que inmigrantes de países con bajas tasas de inmigración ingresen a los Estados Unidos; la ley establece que cada año fiscal se ponen a disposición 55,000 visas de diversidad. Personas nacidas en El Salvador, Guatemala y Honduras no son elegibles para la lotería de Visas de Diversidad 2022.
Población no autorizada
El Instituto de Política Migratoria (MPI) estima que aproximadamente 1.9 millones de inmigrantes no autorizados de Centroamérica residen en los Estados Unidos a partir del 2018, lo que representa aproximadamente el 17 por ciento del total de 11 millones de inmigrantes no autorizados en el país. Los principales países de origen de inmigrantes no autorizados de Centroamérica fueron El Salvador (750,000), Guatemala (588,000) y Honduras (402,000). Haga clic aquí para ver un mapa interactivo de la población inmigrante no autorizada de 2018 en los Estados Unidos.
Muchos migrantes de estos países han permanecido en los Estados Unidos con el Estatus de Protección Temporal (TPS), que otorga autorización de trabajo y alivio de la deportación (Guatemala ya no está en la lista de designación). El Salvador, Honduras y Nicaragua se encuentran entre los 12 países con designaciones de TPS. Desde marzo de 2021, las protecciones del TPS cubrieron a 198,400 salvadoreños, 60,400 hondureños y 3,200 nicaragüenses. Los ciudadanos de estos tres países constituyen el 82 por ciento de las 319,500 personas protegidas por TPS.
Además de constituir la mayor parte de los beneficiarios de TPS, los centroamericanos representan la mayor parte de los beneficiarios del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), después de los mexicanos. En marzo de 2021, se estima que 58,000 jóvenes y adultos jóvenes centroamericanos tenían el estado DACA, lo que representa el 9 por ciento de los 616,000 beneficiarios activos de DACA. Entre ellos se encontraban 24,000 salvadoreños, 16,000 guatemaltecos y 15,000 hondureños.
Una gran cantidad de niños no acompañados de El Salvador, Guatemala y Honduras también han llegado a la frontera entre Estados Unidos y México sin autorización previa para ingresar. Estos menores representan el 75 por ciento de todas las paradas de jóvenes no acompañados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de los EE.UU., desde octubre de 2020 hasta junio de 2021. Muchos niños no acompañados, familias y adultos solteros que llegan a la frontera han solicitado asilo. En general, los ciudadanos de estos tres países representaron el 40 por ciento de los más de 1.1 millones de encuentros de migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México en este periodo.
Cobertura de salud
Los inmigrantes centroamericanos tienen menos probabilidades de tener seguro médico, con un 41 por ciento sin cobertura en comparación con el 20 por ciento de todos los inmigrantes y el 8 por ciento de los estadounidenses nativos de nacimiento. Las poblaciones menos aseguradas fueron hondureños (53 por ciento) y guatemaltecos (48 por ciento).
Aproximadamente el 39 por ciento de los centroamericanos tenían cobertura de seguro médico privado, comparado con el 58 por ciento de todos los nacidos en el extranjero y el 69 por ciento de los nativos. Casi una cuarta parte tenían cobertura pública, en comparación con el 30 por ciento de todos los inmigrantes y el 36 por ciento de los nacidos en los Estados Unidos.