Una hora en el poder fue suficiente para que Lula muestre el destino de su gobierno. En una hora suspendió las privatizaciones de Bolsonaro, promovió el desarme civil, subió los impuestos a los combustibles, elevó los ministerios del gobierno de 22 a 37 y anuló la reforma “Escolas sem partidos” del ex presidente carioca.
El izquierdista Lula da Silva no perdió tiempo y en tan solo una hora firmó 10 decretos en un tirón, desarmando todas las reformas que en 4 años logró el presidente de derecha Bolsonaro.
El primero en firmar fue dejar sin efecto la política de flexibilización para la adquisición de armas por parte de la población civil, que Bolsonaro implementó para promover el arme civil y disminuir la delincuencia. En otro decreto siguiendo la misma línea tiró abajo la autorización para la apertura de clubes de tiro hasta nuevo aviso y redujo de 6 a 3 el número de armas que puede tener un civil en casa.
En otro decreto anuló el recorte impositivo a los combustibles, que Bolsonaro había dispuesto como medida para bajar el impacto de la suba de precios a nivel internacional del barril de petróleo causado por la guerra de Ucrania.
Lula canceló la ayuda social Auxilio Brasil que había creado Bolsonaro, reinstaurando la llamada Bolsa Familia que implemento en su primer gobierno. El plan social de Lula es entregado primero a movimientos sociales quienes luego se encargan de distribuirlo arbitrariamente a la gente con la corrupción que conlleva. Las ayudas sociales de Bolsonaro tenían que ser buscadas directamente por los beneficiarios en las oficinas del gobierno federal.
En otro decreto elevó la cantidad de ministerios, llegando al record de 37 ministerios, la cantidad más grande registrada en la historia de Brasil. Aumentando masivamente el gasto público que el Congreso aprobó unas semanas previas a asumir la presidencia.
En materia de educación Lula firmó dos decretos, el primero anula una norma que prohibía el adoctrinamiento ideológico impulsado por el foro de Sao Paulo en el sistema educativo de Brasil. En el otro decreto suspendió la norma creada por Bolsonaro para la creación de escuelas especiales dirigidas a estudiantes con discapacidades.
En otro decreto reestableció el Fondo Amazonia, una caja de donaciones internacionales comandada por Noruega y Alemania para cuidar la Selva Amazónica. Bolsonaro la había cerrado debido a que había sido foco de corrupción y malversación de fondos durante los anteriores gobiernos petístas.
Por último, el décimo decreto que firmó en la primera hora en el Palacio del Planalto, Lula eliminó la normativa que permitía la creación de documentos confindenciales por 100 años, que había sido dictada por Bolsonaro sobre varios temas, entre ellas su libreta de vacunación y las visitas al Palacio del Planalto y el Palacio de la Alvorada (residencia oficial).
Bolsonaro había tenido que recurrir a esta medida para evitar la persecución política de la Corte Suprema. En la causa “Fake News”, el juez Alexandre de Moraes había tratado de obligar a Bolsonaro a decir si se había vacunado contra el Covid y si se había reunido con empresarios que arrestó por crear “noticias falsas” contra el Poder Judicial.
