La Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) de Guatemala ha dado a conocer recientemente los resultados de un análisis exhaustivo sobre el fraccionamiento de facturación con cargo al Consumidor Final (CF). Este fenómeno, que ha mostrado un aumento significativo en los últimos años, ha encendido las alarmas de las autoridades fiscales, quienes ven en esta práctica una posible estrategia para evadir impuestos.
El Superintendente de la SAT, Marco Livio Díaz, explicó que el análisis no busca controlar el consumo personal de los ciudadanos, sin importar lo elevado que este sea, sino más bien se enfoca en el consumo dirigido al comercio. «No se trata de controlar el consumo personal, por alto que sea, sino el consumo que va dirigido al comercio», afirmó Díaz.
La diferenciación es crucial. Mientras que el consumo personal se refiere a las compras que realiza un individuo para su uso propio o familiar, el consumo comercial involucra transacciones realizadas por negocios que deberían estar registradas de manera diferente debido a sus implicaciones fiscales.
Los datos presentados por la SAT son reveladores. En 2022, se emitieron 145 millones de facturas a nombre de Consumidor Final por montos inferiores a Q 2,500. Esta cifra, ya de por sí elevada, aumentó a 186 millones en 2023. Este incremento de 41 millones de facturas adicionales representa un aumento del 28.3%.
La significativa alza en la emisión de facturas fraccionadas ha generado preocupación entre las autoridades fiscales. Según el Superintendente Díaz, el notable incremento en el número de facturas por montos menores sugiere que algunos compradores han estado fraccionando sus operaciones con el fin de evadir la normativa tributaria.