En el aniversario número 174 de la muerte de José de San Martín, recordamos su gesta histórica por la libertad e independencia de la Nación argentina, así como de Chile y Perú, consagrándose como uno de los dos «Libertadores de América», junto a Simón Bolívar.
José Francisco de San Martín y Matorras nació en Yapeyú el 25 de febrero de 1778. De allí, junto con su padre y hermanos, partiría rumbo a España a los 5 años, primero para comenzar su educación y luego para unirse al ejército español, siguiendo los pasos de su padre y hermanos. Participó desde muy joven en acciones militares en África y, más tarde, combatió en el ejército contra las fuerzas francesas lideradas por el emperador Napoleón Bonaparte durante la invasión a España en las llamadas Guerras Napoleónicas.
En 1812, ya con la Guerra de Independencia iniciada en el Cono Sur, San Martín decidió regresar a su tierra natal para contribuir, con sus conocimientos y experiencias militares, a la causa de la libertad de las entonces llamadas Provincias Unidas del Río de la Plata.
En marzo de 1812 llegó a Buenos Aires y, a partir de ahí, el Triunvirato gobernante le encargó la creación de un nuevo regimiento: el Regimiento de Granaderos a Caballo, que sería entrenado con la sabiduría y conocimientos que San Martín había adquirido durante todos sus años en Europa.
Este regimiento tuvo su bautismo de fuego en la Batalla de San Lorenzo, en la actual provincia de Santa Fe, el 3 de febrero de 1813, con una victoria para el bando patriota. Lo más recordado en la memoria popular es el sacrificio del soldado Cabral, quien, al ver a su jefe derribado por su caballo, dio su vida para salvarlo de las fuerzas realistas, proeza recordada por la Marcha de San Lorenzo.
Un año después, en 1814, San Martín fue nombrado Jefe del Ejército del Norte, reemplazando a Manuel Belgrano tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma en el Alto Perú. En la Posta de Yatasto se reunió con Belgrano, y en ese puesto San Martín comprendió que sería muy difícil derrotar a los realistas en el Alto Perú. Así que ideó un plan alternativo: llegar a Perú, el centro realista, por mar a través de Chile.
Renunció a la comandancia del Ejército y fue nombrado Gobernador de Cuyo en 1815. En este cargo, formó el Ejército de los Andes, compuesto por más de 5.000 hombres argentinos y chilenos. En enero de 1817, cruzó la Cordillera de los Andes a través de seis pasos diferentes. Al llegar a Chile, derrotó a las fuerzas realistas en Chacabuco el 12 de febrero de 1817, haciéndolas retroceder hacia el sur de Chile. Sin embargo, solo lograron liberar Chile tras la Batalla de Maipú el 5 de abril de 1818, después de la derrota en Cancha Rayada.
Tras asegurar la libertad e independencia de Chile, San Martín dedicó otros dos años a planificar su gesta libertadora en Perú. Finalmente, a mediados de 1820, San Martín y sus tropas zarparon de las costas de Chile. Tras llegar primero a Pasco y coordinar un asedio tierra-mar, las fuerzas de San Martín llegaron a Lima y, el 28 de julio de 1821, declaró la independencia de Perú, siendo nombrado Protector del flamante país.
Debido a tropiezos en la campaña para liberar completamente a Perú de manos españolas, San Martín decidió ceder el mando del Ejército en Perú al otro Libertador de América, Simón Bolívar, quien completaría la obra libertadora de San Martín. Renunció a su cargo de Protector y regresó a Buenos Aires en 1823.
Para evitar verse envuelto en los conflictos internos políticos que ocurrían en ese momento, partió hacia Europa junto con su hija, Mercedes Tomasa de San Martín. Se estableció definitivamente en Francia y falleció el 17 de agosto de 1850 en Boulogne-sur-Mer.
La gesta libertadora de Don José de San Martín, que recordamos todos los años en esta fecha, debe hacernos reflexionar sobre la entrega de un Prócer que cruzó el océano para venir a liberar a distintos pueblos de lo que consideraba era un yugo opresor. San Martín es un ejemplo para todos los argentinos que este año atraviesan un año bisagra: el cambio de gobierno está haciendo las reformas para que el país pueda resurgir y convertirse en esa Argentina que San Martín visionó cuando peleó por la Independencia.
