Tras la captura en Estados Unidos de Ismael “El Mayo” Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, la ciudad de Culiacán ha sido escenario de intensos enfrentamientos entre facciones del narcotráfico. Este conflicto involucra a “Los Chapitos”, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y sicarios de “La Mayiza”, ahora bajo el mando de Ismael Zambada Sicairos.
Los enfrentamientos, que comenzaron a intensificarse el 9 de septiembre de 2024, han dejado hasta el momento 19 muertos y 28 desaparecidos, según reportes de la Fiscalía General de Sinaloa. Los enfrentamientos han tenido un impacto devastador en la vida cotidiana de los ciudadanos de Culiacán, que viven en un estado de constante terror.
Uno de los incidentes más recientes tuvo lugar en la carretera a Culiacancito, donde se produjo un tiroteo entre personal del Ejército Mexicano y civiles armados. A lo largo de la carretera México 15, también se registró un homicidio por disparos de arma de fuego. Mientras tanto, en las cercanías del Canal 7 y el Aeropuerto Internacional de Culiacán, se reportó otro asesinato, esta vez por heridas de arma blanca.
En la sindicatura de Costa Rica, testigos informaron sobre la presencia de civiles armados que obligaron a los pasajeros de varios autobuses a descender. Las autoridades han respondido montando puestos de control, como el implementado por la Guardia Nacional en esa zona para tratar de contener la violencia.
Otros incidentes incluyen la localización de dos camionetas blindadas abandonadas en el camino que conecta Quilá y La Loma, donde se escucharon disparos, así como un bloqueo en la carretera Culiacán-Mazatlán a la altura de Laguna de Canachi.
A pesar de la gravedad de la situación, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha asegurado que “todo se encuentra en calma”. Sin embargo, cientos de ciudadanos han usado las redes sociales para expresar su frustración y denunciar que el gobierno no ha tomado medidas suficientes para contener la violencia y proteger a la población.
Este estallido de violencia subraya la compleja y peligrosa situación que enfrenta la región, que se ha convertido en un campo de batalla entre los principales cárteles de México. La tensa calma que había prevalecido en las semanas previas se ha roto, y la población de Culiacán ahora vive en un clima de incertidumbre.