La Universidad de San Carlos de Guatemala se encuentra en proceso de preparación para las elecciones del Consejo Superior Universitario, un evento que, lejos de ser un simple proceso de renovación académica, tiene implicaciones profundas para la justicia y la política nacional.
Las elecciones del CSU se han postergado en repetidas ocasiones, oficialmente debido a la «pérdida de información y daños a los expedientes digitales» que han afectado la actualización de los padrones electorales. No obstante, la administración de Walter Mazariegos ha atribuido estos problemas a la prolongada toma de las instalaciones universitarias, que se llevó a cabo en rechazo a su controvertida elección como rector de la Usac.
En enero de este año, el CSU conoció un informe del Departamento de Procesamiento de Datos, el cual concluyó que «tecnológicamente, existe la posibilidad de que los sistemas presenten inconsistencias, lo que incide en la pérdida de información, registros digitales desactualizados y duplicidad de registros académicos, entre otros». Con base en este informe, el Consejo dio luz verde a las elecciones, dejando en manos de cada unidad académica la responsabilidad de preparar la convocatoria.
La importancia de estas elecciones va mucho más allá de la renovación de liderazgos en la única universidad pública del país. El Consejo Superior Universitario es uno de los cinco entes que designa un magistrado titular y uno suplente para integrar la Corte de Constitucionalidad, cuya próxima renovación está prevista para abril de 2026.
Este proceso, que a primera vista podría parecer puramente académico, tiene un impacto directo en la vida política y judicial de Guatemala, lo que ha generado el interés y la injerencia de diversos grupos de poder.
El CSU es la máxima autoridad de la Usac y está integrado por 10 representantes de cuatro cuerpos: estudiantes, egresados profesionales, docentes y decanos, siendo presidido por el rector de la Universidad. Sin embargo, actualmente, 38 de los 40 representantes del CSU siguen ejerciendo sus funciones a pesar de que el periodo para el que fueron designados ya ha vencido, lo que agrava aún más la percepción de irregularidad.
A pesar de los retrasos, el CSU ha autorizado la elección de siete de las 38 representaciones pendientes. Esto permitirá a las unidades académicas convocar a elecciones de los decanos de las facultades de Humanidades e Ingeniería. Además, se ha habilitado la convocatoria para elegir al representante estudiantil de Ciencias Médicas y los representantes docentes de las facultades de Veterinaria y Arquitectura.
En el ámbito profesional, los colegios de Arquitectos, Abogados y Veterinarios también están llamados a elegir a los profesionales egresados que participarán en el CSU, asegurando así la representatividad de los distintos sectores académicos y profesionales en la conducción de la universidad.
El proceso electoral en la Universidad de San Carlos es, sin duda, un reflejo de la situación política del país: complejo, tenso y lleno de intereses encontrados. Sin embargo, también representa una oportunidad para fortalecer la institucionalidad y la democracia dentro de la Usac, garantizando que la única universidad pública de Guatemala cumpla con su papel fundamental de formar profesionales críticos y comprometidos con el desarrollo del país. En este contexto, la transparencia y la participación activa de la comunidad universitaria serán claves para que estas elecciones marquen el inicio de una nueva etapa en la historia de la Usac.
