Un día como hoy, hace 144 años, fue enviado el primer mensaje vía telefónica.
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Después de lidiar con la irreparable pérdida de su hermano mayor, a causa de la tuberculosis, Alexander Graham Bell, decidió trasladarse en 1870 de Edimburgo, Escosia; a Brantford, Canadá.
Alexander, nacido en el seno de una familia dedicada a la locución, se formó de manera autodidacta en esta profesión, aunque también asistió a la Universidad de Edimburgo y al University College Londinense. Su pasión por la locución lo llevaron a un nuevo cambio en su vida, tras superar la pérdida de su hermano decidió mudarse a Boston, en donde se dedicó a dar a conocer un sistema de aprendizaje para sordos que ideó su padre, lo que le brindó varias oportunidades profesionales y el reconocimiento de las personas.
El entusiasmo que vivía en ese entonces lo llevó a diseñar un aparato que procesaría los sonidos convirtiéndolos en impulsos eléctricos, patentado como: teléfono; y un diez de marzo por primera vez, Bell logró sostener una conversación por esta vía.
Aunque después de la resolución 269 se reconoció que el inventor del teléfono fue Antonio Meucci y no Alexander Graham Bell, aquella primera conversación marcó la historia de un aparato que hoy por hoy es indispensable para la comunicación.