En el contexto actual de parálisis de la actividad productiva ya por tres meses y posiblemente durante más tiempo, hay que tener clara la realidad de nuestro país, en donde la mayoría del empleo es informal (70%), en donde tres de cada cinco personas (61.6%) viven en la pobreza, casi uno de cada cuatro (23%) vive en la pobreza extrema, y la mitad (50%) de los niños sufren de desnutrición crónica; en este contexto es muy complicado pedirle a las personas que se queden en casa, ya que muchas de ellas necesitan salir a trabajar o simplemente no podrán comer, ya que una inmensa mayoría de la población vive el día a día; y aunque por parte del gobierno se hayan diseñado los programas de ayuda social, esos fondos sin lugar a dudas no alcanzarán para cubrir las necesidades que esta emergencia sanitaria demanda, además que, una gran parte de esta población vulnerable vive en zonas rurales remotas en donde, no solo no tendrán para su sustento diario, si no de igual forma, no tendrán acceso al apoyo del gobierno, por lo que la posibilidad de que estas familias pasen hambre es una realidad; y por otro lado la experiencia nos indica que todos estos números estadísticos, sin lugar a dudas, ya se incrementaron y hoy, en términos generales, la sociedad guatemalteca está siendo afectada por la economía, la que ya empieza a resentirse.
De allí que los datos aportados por Fundesa, nos muestran una realidad trágica pero incuestionable, ellos indican que un millón y medio de empleos se podrían perder en el año 2020; lo anterior sin lugar a dudas influido por el Covid19, los expertos indican que el 60% o 70% de los desempleados se ha ido a engrosar el trabajo informal, labor que genera menos ingresos, pero que por lo menos permite comer, hay una pérdida de por lo menos el 40% de los salarios, especialmente para la clase media y clases populares quienes se ven afectados muy drásticamente con esta pérdida de su salario, se han abierto algunas pequeñas empresas que suplen la demanda de esta época de emergencia, ventas de productos de mucha demanda, mensajería para entrega de comida, alimentos sin preparar o entrega de productos variados y documentos, lo cual tampoco suple la pérdida de más de 8,000 pequeñas y medianas empresas que han cerrado por esta crisis y que, sin lugar a dudas, generaban una buena cantidad de plazas de trabajo y de impuestos al fisco, lo complicado es como equilibrar las restricciones sanitarias y la economía, ya que de no abrirse la economía, desde luego por fases y cumpliendo con todas las medidas de seguridad y protocolos sanitarios, el número de pequeñas y medianas empresas que podrían quebrar a nivel nacional se incrementará y con ello se incrementará el desempleo y todo esto genera una gran incertidumbre para el futuro de la población en general y para el desarrollo del país.
UNA GUATEMALA DIFERENTE ES POSIBLE.
GUATEMALA NECESITA DE SUS MEJORES HOMBRES Y MUJERES.
LIC. JULIO RIVERA CLAVERIA