Cuando, a principios de 1904, el periodista y criminólogo Carlos Roumagnac estaba haciendo entrevistas a las mujeres recluidas en la Cárcel de Belem como investigación decampo para su libro Los criminales en México, le preguntó a una de ellas si alguna vez se había dedicado a la prostitución.
La mujer, una joven toluqueña llamada María Inés T.,respondió indignada: “¡No; hasta aquí vine a usar raya de lado!”
Para el lector del siglo XIX, esta respuesta sería totalmente incomprensible, si no fuera por la extensa nota de pie de página que Roumagnac introdujo para explicarla, un fragmento de la cual cito a continuación:
Por regla general, en nuestro bajo pueblo, sólo usan el peinado con la raya abierta en uno de los dos lados de la cabeza las prostitutas y especialmente las de peor ralea; pero en la prisión, la manera de peinarse significa algo más
He dicho que el safismo(Atracción sexual que una mujer siente hacia otra mujer). está tan desarrollado entre las mujeres como la pederastía en los hombres;
Entre las primeras, unas, como es de suponerse, desempeñan el papel masculino. Éstas, o no se peinan con raya o se la abren del lado derecho; velan por su mujer, la miman, la defienden y riñen por ella con tanta o más furia que los hombres;
Las que desempeñan el papel de hembra, se peinan con la raya del lado izquierdo
Foto: Crujía femenil en la cárcel de Belém, en 1900. Archivo Gustavo Casasola.
(publicada por Francisco Helguera Sanchez el 27 de octubre de 2016)