El encanto histórico del centro de Quetzaltenango se ve empañado por una inesperada invasión: una plaga de roedores que está causando estragos tanto entre los residentes locales como los visitantes que disfrutan del pintoresco parque central y los edificios históricos de la zona.
La preocupación principal radica en la salud pública, ya que los roedores son conocidos portadores de enfermedades que pueden transmitirse fácilmente a los seres humanos. Con la temporada de verano en su apogeo, estos roedores buscan refugio en los hogares locales, lo que agrava la situación y dificulta su eliminación una vez establecidos en una propiedad.
Los daños que estos invasores pueden causar son numerosos y preocupantes. Desde la degradación de aislamientos hasta la corrosión de paredes y suelos, pasando por el riesgo de incendios debido a la mordedura de cables eléctricos, la presencia de roedores representa una amenaza real para la seguridad y la integridad de las estructuras.
Además de los daños materiales, la contaminación de alimentos y el riesgo para mascotas y niños en áreas exteriores son motivo de gran preocupación para la comunidad local.
Ante esta situación, la municipalidad de Quetzaltenango ha tomado medidas enérgicas. El gerente municipal, Amílcar Rivas, anunció que se ha contratado a una empresa especializada en control de plagas para abordar este problema de manera efectiva. Con la esperanza de restaurar la tranquilidad y la seguridad en el corazón histórico de la ciudad, estas acciones son un paso crucial en la protección del patrimonio y el bienestar de la comunidad.