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QUETZALTENANGO
Diario de Los Altos

La Catorce

La metamorfosis o la humanidad

La obra de Franz Kafka no tuvo mucha repercusión en su tiempo. El autor checo, tan aquejado por su inhabilidad de encontrar éxito en la literatura, hizo muchos intentos que no tuvieron ningún fruto. La parte más famosa de su testamento dirigido a su amigo Max Brod, fue que quemara todas sus obras. Por suerte, él no le hizo caso.

A eso se debe de que la mayoría de obras de Kafka fueran póstumas. La única excepción a la regla, salvo algunos cuentos, fue la metamorfosis, una novela corta que en pocas páginas genera una sensación de agobio y de pena muy grandes, asimismo de enojo. Estos son elementos muy kafkianos.

La novelita comienza con la transformación de Gregorio Samsa, un vendedor ambulante con problemas económicos y que dedica toda su ganancia a ayudar a su pobre familia. Una mañana, Gregorio despierta convertido en un escarabajo. Su familia, al darse cuenta, se alarma, pero no lo abandona de inmediato. Su hermana, por ejemplo, reacciona con mucho cariño y decide cuidarlo. Sin embargo, esto no dura mucho.

La sensación de agobio comienza al ver el dolor de la familia y el desprecio que empiezan a sentir hacia Gregorio, siendo la hermana el caso más grave. Esta chica, antes decidida a cuidar a su hermano, pierde toda voluntad de hacerlo, e incluso llega a desear enérgicamente su muerte. Durante las pocas páginas de la novelita podemos sufrir con Gregorio y al mismo tiempo odiar a la familia. Esta visión se vuelve cada vez más desesperante, tanto que queremos que Gregorio muera para que todos puedan descansar. Es algo bastante extraño.

Finalmente, se cumple el deseo, y la novelita adquiere un poco de luz. Kafka termina la historia con un final bastante tranquilo para los supervivientes. Liberándolos a ellos del sufrimiento, así como a nosotros los lectores. Al contrario que otras obras de Kafka, ya sea inconclusas o con un final devastador, esta novelita termina así como para desafiar nuestra propia humanidad, como para mostrarnos nuestra reacción ante las situaciones desesperadas.

Quiero pensar que Kafka desarrolló esta obra como para contrarrestar el sufrimiento del resto de sus novelas o cuentos, aunque no estoy seguro. No obstante, podemos darnos cuenta que esta novela corta sigue la misma línea de agobio y sensación de impotencia que rodea sus otros trabajos; por lo que decir que es kafkiana no nos parece poco.
Se las recomiendo mucho. Eso sí, léansela de un tirón. Es mucho mejor así.

Henry Vargas Estrada nació el 10 de marzo de 1992 en Puerto Barrios, Izabal. Es licenciado en letras por la Universidad Francisco Marroquín. Ha publicado los libros Todo lo que está bajo el cielo (Testigo ediciones, 2017) y Priscila y el espejo (Tregolam, 2018).

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