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QUETZALTENANGO
Diario de Los Altos

La Catorce

La bandera, la selección y que ¡Viva el rey!

Por Ernesto Pacheco 

La bandera nacional, como es de esperarse, es el símbolo máximo de la Patria, nos representa ante el mundo, a parte, claro de la corrupción. Según el decálogo que encontré, el color blanco representa la pureza, tal vez los baños de pureza; la integridad, de la mafia; la fe, de las narco iglesias seguro; la obediencia, este ligero toque dictatorial me encantó; la firmeza, para la bebida; la vigilancia, del MP; la paz, para los que huevean y la nación del privilegio.

El color azul simboliza la justicia, la lealtad, la dulzura, la fortaleza, el cielo guatemalteco y los dos mares que bañan las costas del este y oeste del país, yo me la sabía solo con el tema de los mares, recuerdo que en mi lógica de niño, cuando la maestra nos decía que era el azul de los mares, solía imaginarme el mar pacifico que nos queda cerca y que visitábamos seguido y nunca encontraba el parecido de color.

El origen de la bandera nacional no queda del todo claro y nunca terminó con todos conformes. El 17 de agosto de 1871, Miguel García Granados, entonces presidente de la República, de escuela liberal, emitió el Decreto Ejecutivo que creó la actualización de la bandera guatemalteca, que había pasado por varias etapas, formas y colores, dependiendo de quien gobernaba, si los conservadores o los liberales, que a la larga terminaban siendo diferentes, pero iguales.

La primera versión de la bandera era compartida con Centroamérica, para los que no recuerdan o ni se enteraron, después de la independencia de la corona española, fuimos un solo país, la federación centroamericana, la idea de algunos era permanecer unidos para ser más fuertes, pero poco duros, los conservadores partieron el país para partirse las ganancias, aunque dentro de ellos habían varios que planteaban regresar a ser colonia española, por que eso de quedarse huérfanos no les gustaba mucho.

Los conservadores, en 1851 agregaron el rojo y el amarillo que usaba la bandera de España, en ese entonces las barras eran horizontales, los colores ibéricos nos acompañaron en dos modelos diferentes, supongo que con la esperanza de que la madre patria no se olvidara de que tenía  unos hijos inmaduros y solitarios por allá en el trópico americano, rodeados de indios hostiles que se podían revelar, hasta la fecha los hijos de estos huérfanos de patria siguen teniendo las mismas paranoias que sus ancestros.

Al llegar los liberales al poder en 1871, decidieron cambiar la orientación de las barras, de horizontales a verticales, para que no nos diéramos cuenta de que era la misma. Eso si, retiraron los colores de la madre patria, rojo y amarillo, pero dejaron el celeste de la corona, ya que el estandarte azul cielo es el color de la casa de los Borbón, que es la familia real de España hasta la fecha, que no creo que aparezca otra a ocupar su lugar, pero si creo que tarde o temprano dejara de serlo.

Desde entonces y gracias a Granados y Don Justo el del monumento fálico que esta en el parque de Xela, tenemos un símbolo que nos representa a todos por igual, sobre todo a los que somos simpatizantes del rey, la reina y sus secuaces y por supuesto seguidores de la gloriosa selección nacional de fútbol, porque si eres parte de los pueblos mayas, del Sexto Estado de los Altos, o simplemente te cae mal Felipe VI o no te gusta el fútbol, entonces ya te quedaste sin patria.

“Y es que debemos entender que un símbolo no es tan inocente como pensamos y que tienen, según su influencia e historia, un significado que puede ser profundamente hiriente o violento para muchos”.

Guatemala no es un país que se pensó a sí mismo, es un país que un pequeño grupo pensó para la mayoría; además de que esa mayoría fue excluida brutalmente de los procesos históricos, democráticos y de la modernidad por mucho tiempo, no es de extrañar que mucha gente no se identifique con la bandera nacional, a pesar del profundo trabajo que la cervecería y la FEDEFUT han realizado para venderla.

El problema al final es que los símbolos deben construirse desde procesos participativos, al igual que los países, debe haber en todo momento, condiciones para el diálogo y el cambio; de no ser así, estamos repitiendo los errores del pasado, no importa cómo se llame el país, ni qué colores y formas tengan sus símbolos, lo que importa es que se construyan con diálogo y representatividad, solo pensemos en lo que ganaríamos.

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