Hablemos sobre los libros que hemos leído, desde que aprendimos a leer, hasta nuestra edad actual. Imposible recordarlos todos cuando de verdad se hace esa tarea, pero es fácil ubicarlos cuando es un tema de conversación.
Sabemos y conocemos la situación, el contexto, el tiempo, los personajes y su autor. No seremos expertos, pero que bien cae no estar en la nube pensando ¿De qué hablan? Dejando la sonrisa de imbécil mientras acertamos con un leve movimiento de cabeza cualquier cosa que dicen quienes sí manejan el tema, y menos hacer más de algún estúpido argumento, que debo confesar he escuchado varios en más de alguna oportunidad, como “No he leído un solo libro”, “qué aburrido leer”, “yo no sirvo para eso, me da sueño”.
Está bien, culpemos un poco a los maestros porque quizás no nos inculcaron el hábito de la lectura a temprana edad, de hecho muchos catedráticos tampoco lo tienen lo cual es una vergüenza para el sistema, pero ¿qué pasa con los padres de familia? ¿Qué porcentaje de responsabilidad creen que tienen en la obligación de fomentar algo de cultura a sus hijos? Dejemos a un lado los que por ese fomento se convertirán en artistas, porque ciertamente es que más de algún padre preferiría que su hijo sea una completo ignorante a que conscientemente elija el mundo del arte.
Nadie nace con los hábitos, porque estos se inculcan. Usted no es estúpido de nacimiento, lo es por elección propia. Y debo decirlo, hace algunas semanas revisando un texto que escribí me dijo mi amigo y maestro que “Todos en este mundo somos ignorantes, pero cada quién decide qué ignorar”, cuánta razón tiene.
Hagamos un ejercicio, básico y rápido, yo mencionaré quince libros que todo ser humano debe haber leído antes de los treinta años, y usted haga una lista mental de cuántos ha leído.
El gran Gatsby de F. Scott, La metamorfosis de Kafka, Matar a un ruiseñor de Harper Lee, El príncipe de Maquiavelo, David Copperfiel de Dickens, El señor de los anillos de Tolkien, El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, El extranjero de Albert Camus, El principito de Antoine Saint, Cien años de soledad de Márquez, Guerra y paz de Tolstói, En el camino de Jack Kerouac, Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, La civilización del espectáculo de Mario Vargas y por último pero no menos importante, nuestro premio nobel de literatura Miguel Ángel Asturias, El señor presidente. Estos son libros que matan el aburrimiento, la ignorancia y sobre todo lo ayudan a tener su propio criterio e imaginario.
Es importante aclarar que esta lista la he creado, basándome en varios sitios académicos consultados y en base a mis lecturas. Si usted lee, pero no encontró alguno de sus favoritos en esta lista, es porque probablemente la temática, el autor o algo en especial no le interesa. Le felicito por leer y no mantenerse en Candy Crush compitiendo con todos sus amigos de Facebook.
