En los casi 200 años que tiene Guatemala de vida, en toda nuestra historia han sido tan pocas nuestras victorias que se escapan las mismas por las sendas del olvido.
Carecemos de gestas militares, sin embargo hay gestas deportivas, intelectuales y artísticas. Guatemala ha marcado iniciativa en diferentes situaciones, hoy en día la lucha contra la corrupción por ejemplo.
Sin embargo nuestras mayores victorias han sido la unión de los guatemaltecos ante los desastres naturales, qué parecieran ir en aumento para probarnos que unidos podemos lograr cosas realmente imposibles.
La tragedia del Volcán de Fuego, sirve para demostrarnos en un momento moral bajo, la grandeza de nuestros corazones, la gloria de la unión como iguales ante momentos difíciles.
Quetzaltenango misma sirve de ejemplo, al haber afrontado erupciones volcánicas en los siglos XIX y XX, levantando la ciudad de las cenizas y manteniendo vivo el corazón de la ciudad que amamos.
La ciudad de Santiago, Antigua Guatemala; es un ejemplo extraordinario de rebeldía, de lucha constante y de victoria ante las adversidades, demostrando que nosotros los guatemaltecos poseemos una capacidad de superación extraordinarias.
A día de hoy la ceniza sigue caliente, los bomberos, policías y soldados, además de voluntarios nacionales y extranjeros nos muestran la calidez del corazón guatemalteco, rescatando a todo aquel ser vivo. Luchando contra el tiempo por encontrar más hermanos desaparecidos con vida.
Estamos lejos aún de conocer la verdadera gravedad del desastre natural que nos ha tocado vivir, sin embargo la generación actual de guatemaltecos ha marcado pauta. Todo el país se ha unido en torno a la tragedia para demostrar que Guatemala es más que unas ideologías o un sistema de gobierno fallido y corrupto.
La fe es lo último que pierde Guatemala, quizá la erupción del Volcán de Fuego, de tintes dantescos, nos permita poder levantar una Guatemala nueva, con un corazón que reconozca a todos por igual.
Se ha demostrado que no necesitamos de un gobierno inepto, incapaz y falto de moralidad para levantar de las cenizas a nuestra nación. Ha quedado reflejado que los diputados velan sus intereses al proteger al incapaz e impresentable ministro de Ambiente. Todo esto mientras a las faldas del volcán, el corazón de Guatemala tratar de reparar y restaurar almas que quedaron sepultadas y olvidadas debajo de la ceniza.
No podemos quedarnos indiferentes ante la tragedia, ante el erróneo actuar de las autoridades que nos gobiernan y que, debemos recordar, nosotros mismos elegimos.
Todo el país está volcando su corazón en la restauración, consuelo y ayuda de comunidades que habían estado olvidadas por todos nosotros. De las cenizas puede resurgir el país de una forma más humana y tolerante, respetando las distintas ideas y posiciones. Siendo humanos.
Si tu amigo lector, ya ayudaste con víveres o eres un voluntario en un centro de acopio, ¡Gracias! pues eres un orgullo para una ciudad, para un pueblo, para tu nación. Eres uno de los mejores hijos de Guatemala.
Foto Principal: lavanguardia.com
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