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QUETZALTENANGO
Diario de Los Altos

La Catorce

¿Vale la pena el arte?

Cuando por primera vez un hijo dice “Estudiaré arte” libre de la disciplina artística que elija, el mundo de los padres se desmorona, se toman del pelo y se dan golpes contra la pared preguntándose qué hicieron mal. No se ría es en serio. Esa es la forma en la que se percibe el quehacer artístico en nuestro país. Se cree que es una profesión de la cuál no se puede vivir, es cuesta arriba y agotadora. Estudiar arte es como todas las demás ocupaciones, se debe trabajar, luchar y esforzarse por alcanzar los objetivos y las metas. No es soplar y hacer botellas.

Cuando Diego era adolescente le dijo a su padre que quería ser cantante, quién creyendo que se trataba de un pasatiempo respondió que sí. El grupo del que Diego era parte iba tomando su rumbo pero, requería más ensayos, algo que su padre no comprendió así que le prohibió hacer esa actividad hasta que finalizara sus estudios. Pasado el tiempo, se graduó de diversificado y posteriormente de la universidad, como era el deseo de su padre. Dice un refrán español, “la cabra siempre tira al monte” y así fue como Diego, aunque estudió alejado al mundo del arte, siendo adulto, decidió dedicarse a las Artes Escénicas.

El arte en general, para quienes no están dentro de este mundillo, creen que solamente hay sexo, drogas y rock and roll, pero se equivocan, hay mucho más… como en todos lados, tampoco vivimos en una burbuja pero, esto es algo que, por decisión propia se elige o no y esto no importa si es arquitecto, abogado, médico o artista. También creen que su desenlace será trágico como el de Freddy Mercury o Toulouse Lautrec, aunque no tomando como referencia su excelente voz o técnica respectivamente. Ya es tiempo de quitar ese estigma.

Según la Pirámide de Maslow las necesidades humanes se clasifican en cinco niveles. La quinta habla específicamente sobre la Autorrealización, denominada, necesidad de crecer, de ser, es finalmente el concepto de identidad personal y sólo se llega a ella cuando se han completado las cuatro anteriores, pero ¿Qué pasa cuando, por imposición, se vive el sueño de alguno de los padres y no el propio? Ese es el camino pavimentado con ladrillos amarillos hacia la decepción.

Así es que, si su hijo le dice que estudiará arte, oriéntelo, ayúdelo y pregúntele si quiere tocar un instrumento, cantar, actuar, bailar, dibujar o pintar y sea usted el instrumento y puente para la autorrealización y no el trampolín a la frustración.

En Guatemala, hay muchos que viven de, por y para el arte ¡Se puede! Deje que su hijo decida, oriéntelo, inculque los valores, éticos y morales así, el día de mañana, no solo será un gran artista, sino, será un gran artista ejemplo a seguir.

Nace el 11 de julio de 1990 en El Cacahuito, Taxisco, Guatemala. Se gradúa de Maestro en Educación Primaria en el 2009. Ingresa en la Universidad San Carlos de Guatemala en donde cursa varias materias del Técnico en Administración Educativa, pero le sedujo la licenciatura en Gerencia de Negocios y Servicios la cual completo con la Maestría en Reingeniería y Tecnologías de Aseguramiento en 2018 y una especialización en Administración Pública.

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