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Diario de Los Altos

Tacita de Plata

Manuel Galich y sus primeras teatralidades

Manuel Galich nació el 30 de noviembre de 1913 en Ciudad de Guatemala, fue escritor, dramaturgo y político. En 1933, impartió docencia en las cátedras de Pedagogía, Literatura, Gramática e Historia en la Escuela Normal Central de Varones y en el Instituto Normal Central para Señoritas Belén. Simultáneamente con su actividad docente, escribía piezas teatrales que montaba en escena con sus alumnos. Fue Ministro de Educación durante la presidencia de Juan José Arévalo, cargo con el que promovió la creación del departamento de Alfabetización, el departamento de Educación Estética y el de Educación Física Escolar, así como propició la formación de unidades educativas ambulantes.

Cuando ocurrió el derrocamiento de Jacobo Árbenz, el escritor partió hacia Cuba, país donde vivió exiliado hasta su muerte. Durante sus últimos años en Cuba, se desempeñó como profesor de Historia de América, en cursos que han pasado a la leyenda universitaria por la pasión y profundidad que era capaz de transmitir a sus discípulos y el caudal de conocimientos que atesoraba. Murió en La Habana, Cuba, el 30 de agosto de 1984. Se le recuerda como el «Padre del teatro guatemalteco» por su fecunda obra dramática.

Su obra, Mijo el bachiller, es catalogada como una caricatura a tres actos por el mismo Galich, fue bien recibida durante sus presentaciones primeras y pertenece a la ‘primera etapa’ del teatro de este autor por su carácter tradicional respecto a tema y valores retratados. Se trata precisamente de una apreciación dramática con un humor propio de la época, sumamente ligero, y que ubica todo su desarrollo en un mismo espacio escénico.

Vale la pena revisar algunos aspectos de la trama de esta obra, por lo significativa que resulta dentro de los primeros años de dramaturgia del maestro Manuel Galich. Angelito resulta ser un joven que se aprovecha del convencimiento ciego que tiene su padre respecto a su reciente logro académico y, su evolución como personaje es típica de un joven despreocupado e irresponsable. El caso más sobresaliente es el de don Chepe, padre de familia, pues él contiene todos los valores tradicionales de la época y es el personaje que mejor evoluciona dentro de la obra. Tras varias situaciones enrevesadas, don Chepe al ver el mal que ha hecho dejando que Angelito tome las riendas de todas las decisiones del hogar, en su afán de premiar su título de diversificado, cambia su percepción de su oficio respecto a la profesionalización de su hijo. Esto se entiende, hoy en día, solo en su contexto de época, debido a que, en los años 40, ser bachiller era un motivo de celebración justificada por la exigencia estudiantil que implicaba, en aquel entonces, obtener dicho título.

Todo el entorno propio de la familiaridad guatemalteca aparece dentro del texto con sumo detalle, incluyendo la percepción de la religión católica, propia de su contexto. Quizás estos rasgos tan cercanos a la realidad guatemalteca sigan tan vigentes como hace casi cien años, curiosamente esta aproximación tan atinada de sus personajes debe ser lo que permiten que esta obra siga trascendiendo hasta la fecha en las salas de teatro, sobre todo en épocas escolares.

Esta obra de Galich tiene dos rangos temporales importantes: el primer periodo abarca de los años 30 a los 40, donde se supone fue ambientada la obra hasta su primera aparición en escena en 1939; el segundo periodo es en el inicio de la década del 50, donde surge el teatro didáctico de Galich para aquella reforma educativa de la época de la Revolución.

Es necesario mencionar que la Guatemala de 1930 era una región bajo el control del General Jorge Ubico. Fueron años de dura censura de contenidos creativos, donde el hermetismo gubernamental relegaba las representaciones teatrales de extranjeros. Este tipo de teatro (como el de la ‘primera etapa’ de Galich) era un teatro adecuado para fomentar los valores de la época, cuyo rigor académico se erigía en la formación familiar y el respeto a los oficios.

La obra, se reconoce en esta etapa de Manuel Galich porque es un teatro conservador y aún alejado del emparentamiento político. Es hasta su ‘tercera etapa’ donde el autor recurre a un teatro con críticas sociales, incluso con carga ideológica y constante denuncia de los abusos políticos en los que se vio envuelto, todo realizado a través de interesantes alegorías y analogías que merecen una nota aparte.

Galich produjo mucho teatro infantil en sus primeros años como dramaturgo y justo a este periodo pertenece Mijo el bachiller. También hay que comprender que por este periodo grandes escritores como Luis Cardoza y Aragón o Miguel Ángel Asturias radicaban lejos de Guatemala y su obra estaba menos influida por el área latinoamericana, de hecho, había una tendencia por las vanguardias europeas en aquel momento, las cuales fueron corrientes totalmente contrarias a la creación del maestro Galich, desde el punto de vista estético. Por lo tanto, es innegable el peso que tiene este autor en el teatro guatemalteco, primero porque su obra es vasta dentro del género dramático y, segundo, porque sus obras tienen diversidad temática y de recursos escénicos bien definidos, un parteaguas con la forma de entender el teatro hasta aquellos años.

Mijo el bachiller no brillará por su innovación temática o por el empleo variado de recursos teatrales, pero sí tiene una idea clara de la representación dramática que en su tiempo no existía. El enfoque didáctico y conciliador de la obra nos acerca a una visión objetiva sobre lo que debe ser el teatro, contemplando acotaciones bien definidas, manejo de planos escénicos, montajes detallados y tiempos precisos de los sucesos. Así que la invitación está dada, ya que el teatro de Galich es para todos; este resulta ser una exacta representación que nos ayuda a entendernos como sociedad guatemalteca, aún en la actualidad.

Escritor, editor, periodista, gestor cultural, investigador archivista, profesor de lenguaje, comunicador y tallerista. Nació en Ciudad de Guatemala en 1992. En 2011 creó su blog "Tulipanes de plástico", donde expone poemas, ensayos y cuentos de su autoría. Formó parte de las antologías «Frente al silencio -Poesía-», «Antología poética 20-30» y «Antología del Bicentenario de Centroamérica». Ha publicado los libros «Poemas de un disquete» (2017) y «Tulipanes de plástico» (2018). En la actualidad, finaliza sus estudios de la Licenciatura en Letras en la USAC; está a cargo de la editorial "Testigo Ediciones"; colabora como columnista y redactor para varios medios digitales; es profesor de enseñanza media de comunicación y lenguaje; además, dirige y trabaja en proyectos de artivismo y memoria histórica.

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