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QUETZALTENANGO
Diario de Los Altos

Tacita de Plata

El Señor Sepultado de San Bartolomé

En la segunda mitad del siglo XX, la devoción católica altense se encontraba viviendo una evolución, misma que marcaba el inicio de las devociones de barrio.

En 1902 las antiguas ermitas que eran el centro de los barrios fundacionales de Quetzaltenango, fueron destruidas en su mayoría por el terremoto. Viviendo los fieles de aquella época, un éxodo para encontrar un lugar adecuado para venerar a sus imágenes.

El barrio de San Bartolomé, vio cómo su ermita fue destruida por aquel movimiento telúrico, iniciando un movimiento de vecinos para reconstruir la iglesia y poder así tener un espacio para su devoción.

El domingo de ramos, 30 de marzo de 1947, el Comité Pro-Reconstrucción del Templo de San Bartolomé, recibió la donación de una imagen de Cristo Sepultado, de parte del señor Martín De Paz.

Aquella imagen fue realizada por el reconocido maestro escultor Julio Dubois en sus talleres ubicados en la ciudad de Guatemala. En solemne misa presidida por monseñor Jorge García Caballeros, Obispo de Los Altos; fue bendecida aquel domingo la imagen del Sepultado de San Bartolomé.

Su primera túnica, misma que aún se conserva en los enseres de la hermandad, fue donada por don Alejandro Cotí, la misma es de color blanco, elaborada en seda.

Junto a la reconstrucción del templo, los vecinos encontraron un punto de unión en la fe y la veneración en torno a la imagen de su Cristo Sepultado. Fue por eso que el 27 de marzo de 1949, se funda la Fraternidad del Señor Sepultado del Templo de San Bartolomé.

Sin embargo, en julio de aquel mismo año, los socios deciden después de discutirlo, cambiarle el nombre a la asociación, renombrándola como Hermandad del Señor Sepultado de San Bartolomé.

La marcha oficial de la hermandad se titula: “Señor Sepultado de San Bartolomé”, compuesta por el insigne maestro Roberto Isaac Arango Caballeros.

Cada tercer viernes de cuaresma, la imagen es colocada en veneración en el interior de su templo, lugar a donde acuden los fieles católicos quetzaltecos, quienes, a lo largo de la cuaresma, realizan la romería de la fe altense.  

(1990). Cofundador de Diario de Los Altos. Reconocido dos veces por la Universidad Rafael Landivar con el premio Juan Fernando Cifuentes en prosa y Poesía. Autor Pesadillas de un Espantapájaros (Poesía, 2011); Canto Nocturno (Poesía y Cuento, 2018); Cuentos Embargados (2020, Cuento). Profesor en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco Marroquín.

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