Hoy, Quetzaltenango, vivió un capítulo amargo: la población entró en pánico, los emigrantes fueron amenazados y su vida corrió un grave riesgo; y la situación se salió de las manos de las autoridades.
Guatemala vive una pesadilla a consecuencia de la pandemia que amenaza al mundo, la propagación de este virus ha sido inevitable, pero el gran objetivo es evitar que la cifra de contagios sea masiva, y pueda controlarse.
Es claro que los primeros casos por Covid-19 surgieron a consecuencia de ciudadanos que realizaron un viaje al extranjero y retornaron, sin realizar los protocolos correspondientes. A pesar de ello, hasta ahora, la cifra de infectados no ha sido tan elevada, según los reportes oficiales del Gobierno de Guatemala.
Sin embargo, un punto que las autoridades no han podido controlar es el manejo de los guatemaltecos que son deportados del extranjero, específicamente de Estados Unidos. Trascendió que esta semana se esperan al menos 11 vuelos de aquel país.
Hoy, por vía terrestre, un grupo fue trasladado hacía el Centro de Recreación Atanasio Tzul, en total, fueron 80. El caos en la ciudad surgió por unos vídeos que fueron viralizados en las redes sociales, donde se observaba a personas huyendo.
El Gobernador Departamental, Julio Quemé, asistió al lugar e hizo el conteo de los 80 deportados ante medios de comunicación, agentes de la PNC, Ejército y el resto de autoridades.
Pero, la gran incógnita es: ¿Por qué Xela recibe estos migrantes?, y ¿Qué plan tiene el gobierno para ellos?
Durante el conteo que el Gobernador Julio Quemé realizó, indicó que: «No hay ningún síntoma y no hay ningún enfermo entre ellos».
Sin embargo, estas palabras fueron contrastadas cuando le sugirió a miembros del COCODE del lugar a qué debían quedarse a realizar la cuarentena.
Esto provocó la psicosis colectiva y furiosa de los vecinos, quienes a pesar de que eran más de las 16 horas, horario en el ya está vigente el ‘Toque de queda’, permanecían en las afueras del ‘Atanasio Tzul’, en lugar de resguardarse en casa y acatar las órdenes del Gobierno.
Ahora, la gran tarea del Gobierno es definir una respuesta al emigrante, que garantice su seguridad y no los ponga en riesgo ante el resto de la población. Además, hacerle un llamado a la población para que mantenga la unidad pacífica, evite caer en desinformación, y siga los protocolos de higiene para que los índices de infectados no aumenten de forma masiva.
