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QUETZALTENANGO
Diario de Los Altos

La Catorce

La enseñanza del derecho

Cuando se escucha hablar sobre la enseñanza del derecho, automáticamente vienen a la mente los grandes salones de las Facultades de Ciencias Jurídicas de las universidades, tanto las locales como las internacionales.

Para algunos, se asocian vagas imágenes de series o películas que dan cuenta de la forma de aprender sobre esta disciplina. Otrora, cuando los estudiantes querían presumir comentaban que estudiaban leyes.

Y es que era fácil identificar los lugares donde se reunían los jóvenes, sobre todo a los estudiantes de medicina, ya que aun y cuando estudiaban el primer año en su facultad, se identificaban porque cargaban como collar el estetoscopio.

Pero los estudiantes de derecho, aquellos de los años anteriores a la digitación, presumían una biblia. Efectivamente, una biblia jurídica la cual era la compilación de casi todo el ordenamiento jurídico vigente.

Ah, pero el tiempo pasó y hoy guardan todo aquel mundo jurídico en discretos dispositivos electrónicos.

La enseñanza del derecho va mucho más allá de la simple apariencia ya que, desde el más dinámico educador hasta el más rígido, tiene como primera regla de su salón de clases, sea este presencial o virtual, el estricto cumplimiento a los lineamientos que rigen la actividad educativa de su grupo de estudiantes, y de estos con relación a las diferentes autoridades educativas, compañeros y familia.

En ese orden de ideas, la enseñanza del derecho inicia con los albores educativos, en los primeros años, cuando los educadores toman la gratificante tarea de cultivar el intelecto de parvulitos hasta que estos se encuentren en la fase intermedia, previa a la universidad.

Papel sin igual y de gran valía, tienen los padres de familia, en la enseñanza del derecho, porque ésta encuentra su cuna en la familia por ser la primera manifestación de orden, disciplina, solidaridad y respeto. Claro que hay derecho desde el sentido de pertenencia y defensa de la familia, así como de sus valores y principios.

La enseñanza del derecho también encuentra relación de intimidad con otras pedagogías de la formación educativa, desde el aprendizaje de la lectura y la escritura, la que lleva consigo el gusto por la lectura y entonces la introducción a la literatura, la filosofía y otras ciencias del pensamiento. Estas forman pensamiento crítico, sensibilidad humana y respeto.

En los programas educativos de antaño, existían cursos como la urbanidad, la cívica, las ciencias sociales y algunos otros que solo son recordados por los abuelos.

¿Pero que tiene que ver todo esto con el estudio del derecho? Muy sencillo, la enseñanza del derecho alcanza un grado superior, incluso, se dice la enseñanza superior del derecho, cuando se inicia su estudio al ingresar a la facultad de ciencias jurídicas, eso es lo que algunos creen. Sin embargo, eso no es así, el estudio del derecho es vocacional, es decir, se inicia desde que, a muy temprana edad, se siente ese deseo de armonía, de orden y la persona se inclina por el cumplimiento de las reglas o instrucciones que permiten una convivencia agradable en su salón de clases, en su hogar, en su grupo de amigos o cualquier entorno al que se pertenezca. El derecho se refleja en todos los aspectos cotidianos.

Basta observar que, en un país como el nuestro, donde hay un especial gusto por el fútbol, las personas conocen y exigen el cumplimiento de las reglas que rigen el juego con vehemencia.

Así es que las personas no necesitan ir a la facultad de derecho para ser formados, ya que van comprendiendo la necesidad de convivir basados en normativas que viabilizan las relaciones humanas.

El derecho, la ley misma, tiene esa finalidad; ya que las leyes, no son otra cosa más que normas de imposición, es decir, son dictadas por el Estado para que todos los habitantes del territorio, las observen, las cumplan y no las transgredan.

Estas normas impuestas señalan obligaciones y derechos. De tal manera que las personas que tienen derechos, también tienen obligaciones. Y quien exige el respeto de sus derechos debe, en primer lugar, cumplir con su obligación señalada en la ley.

El derecho es dual, no es únicamente la facultad de exigir el respeto para la persona titular de este, sino también la obligación que este titular del derecho tiene de su cumplimiento.

Como ciudadanos, tenemos derecho a exigir calidad educativa, seguridad alimentaria, seguridad vial, etc. Pero tenemos la obligación de contribuir con nuestros impuestos al presupuesto de la nación.

Y la población efectivamente tiene derecho a exigir así funcionarios idóneos, honestos y responsables, con capacidad. En consecuencia, la población tiene la obligación de elegir a sus autoridades entre personas que tengan aquellos perfiles.

La participación ciudadana en la elección de autoridades es responsable de que las personas que ocupen los cargos sean idóneos y capaces, ya que la elección debe hacerse con un alto sentido de responsabilidad, no solo personal sino colectiva. Este derecho a tener autoridades idóneas depende de la obligación de participar en el proceso, y no únicamente concretarse a exigir y criticar.

La enseñanza del derecho además comprende todo aquel proceso de aprendizaje de vida de las personas. No solamente se limita a tertulias universitarias. Los docentes del derecho no son únicamente los profesores universitarios. Cada uno es responsable de enseñar a las nuevas generaciones que la única ruta segura para una convivencia armoniosa en la vida de las personas es observar, respetar y cumplir con las leyes.

Los docentes universitarios, en su caso, deben ser profesionales que, además de academia, también tengan experiencia de vida profesional. La enseñanza del derecho es hoy y siempre una gran responsabilidad, pues las leyes, doctrinas y teorías se encuentran plasmadas en los libros y documentos de estudio, sin embargo, quien enseña derecho, construye la posibilidad del futuro profesional. Depende de su adecuada enseñanza que se tenga un pensamiento organizado, crítico y ético, el cual se vea reflejado en la capacidad de los futuros abogados y profesionales del derecho, quienes desarrollan a su vez un servicio a su comunidad.

Los profesionales del derecho son personas especializadas en servir y son exitosos en la medida que logren evitar los conflictos de sus clientes, resolver controversias y evitar, en gran medida, el daño innecesario, que únicamente alimentará el descontento y la frustración. Cuando, por las circunstancias, el conflicto no pueda ser solucionado, el profesional formado integral y éticamente deberá considerar que, si no existe otra alternativa, deba causarse daño a alguna de las personas involucradas, aquel daño sea el mínimo y así poner fin a sentimientos vengativos o represalias.

El éxito de la enseñanza del derecho se verá consolidada cuando las comunidades, en las cuales sirven los profesionales formados, sean comunidades productivas, respetuosas, éticas y en las cuales el avance cultural, social, económico, el imperio de la ley y el reino de la justicia, tenga como punto de partida los bufetes de abogados que evitaron el conflicto y consiguieron una mejor alternativa como fruto de su servicio. Y en aquellas judicaturas que privilegiaron el derecho, el debido proceso y la justicia, sobre los intereses particulares. También en aquellas empresas y organizaciones que siempre, antes de tomar decisiones, consulten el consejo y la asesoría de su abogado para alcanzar el éxito deseado.

Entonces, y solo así, se podrá afirmar que todos enseñamos exitosamente el derecho.

Written By

Brenda Dery Muñoz, Abogada y NOtaria, URL, Doctora en ciencias Penales de la USAC, maestría en Gestión pública y liderazgo egresada de la Escuela de Gobierno y UDEO, ex Fiscal del MP. Directora de Procuración PDH.

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