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Diario de Los Altos

La Catorce

Solo esta semana se registraron 10 tiroteos en Estados Unidos

Por: Andrea Meléndez Andrade

En Carolina del Sur y Texas, a las víctimas les dispararon en una fiesta de graduación de su escuela secundaria. En Kentucky, los asistentes a un funeral fueron atacados afuera de una iglesia. Múltiples atacantes acribillaron a balazos a una multitud en Filadelfia. En Chattanooga, Tennessee, los disparos ocurrieron en una discoteca.

Estos tiroteos que se han cobrado la vida de al menos 16 personas y  61 heridos son los más masivos y mortales de la historia reciente de Estados Unidos. Los más graves han sucedido en Chattanooga, Tennessee y en Filadelfia, Pensilvania, donde un grupo de tiradores ha abierto fuego contra la multitud en una popular zona de ocio del centro de la ciudad; al menos tres personas han muerto y otras 12 han resultado heridas. En la localidad de Tennessee, un confuso incidente a las puertas de un club nocturno ha acabado con el fallecimiento de tres personas, una de ellas, por atropello y con 12 heridos.

Esa fue simplemente la actividad normal de Estados Unidos el último fin de semana bajo la mortal sombra de la violencia armada, mientras la cantidad abrumadora de 10 tiroteos masivos desde el viernes profundiza el trauma de las masacres recientes en un supermercado de Buffalo, una escuela primaria de Texas y un hospital de Tulsa, Oklahoma. El tiroteo en Uvedale pareció desencadenar masacres por todo Estados Unidos.

La mayoría de los tiradores se suicidaron o los encontraron muertos, lo que nos plantea que no les importa morir a estos delincuentes y que no son accidentes aislados si no que estuvieron planeados con meditación y sin importar las consecuencias.

Los ciudadanos estadounidenses se encuentran aterrados tras la nueva ola horrible de muertos y heridos, de familias incompletas, de luto y miedo que exigen un alto a estas masacres por parte del gobierno y exigen al Senado por hacer algo finalmente para detener los tiroteos masivos y las masacres.

Por su parte, la iniciativa, que lideran el senador demócrata de Connecticut Chris Murphy y el senador republicano de Texas John Cornyn, llega a un punto crítico esta semana. No será suficiente para poner fin a la violencia en un país inundado por armas de fuego. Pero, incluso si solo evita una masacre más con medidas incrementales y logran salvarse algunas vidas, podría marcar una victoria política importante.

Lamentablemente, incluso si Cornyn y Murphy logran obtener un acuerdo, todavía falta un momento en el que los senadores republicanos demostrarán sus prioridades. Se necesita que al menos 10 de ellos voten con los demócratas para superar el obstruccionismo y alcanzar una gran mayoría en los votos. Pero, respaldar cualquier restricción a las armas implica el riesgo de que los señalen como traidores los votantes republicanos más activos, quienes decidirán las primarias y se oponen a cualquier forma de mayor control además de que recientemente un senador mostró su arma en una sesión de la Comisión Judicial de la Camara de Representantes mientras se reunían para reducir la violencia de arma y al ser amonestado dijo “Estoy en mi casa, puedo hacer lo que quiera con mis armas”.

La prohibición de ese tipo de armas, diseñadas para la guerra y altamente letales, es una de las medidas que el presidente Joe Biden exigió a los legisladores en un dramático discurso dirigido a la nación en horario de máxima audiencia el jueves pasado. También pidió que se restringiera la comercialización de los cartuchos de gran capacidad y que se subiera la edad legal para comprar un arma de 18 a 21 años a nivel federal. Las estadísticas indican que muchos de estos sucesos, a los que se les atribuye un poderoso efecto de contagio, están protagonizados por hombres jóvenes. Todos esos cambios legislativos dependen del Senado, donde el Partido Demócrata no cuenta con una mayoría suficiente. No obstante, las peticiones al senado que ha hecho han sido rechazadas poniendo en duda la autoridad que cuenta el actual presidente contra la que tenía Donald Trump.

Considero que a pesar de que Biden busque restringir las armas, el senado no votaría a favor ya que como vimos, no les importa, al contrario, son cómplices de estos ataques al no mover ni un dedo y poner el derecho de asesinar antes del derecho de otros a vivir. El daño ya fué hecho al momento de legalizarlas y distribuirlas por todo el país, los estadounidenses tienen entre 3 y 5 armas por vivienda. Lo mínimo que podrían hacer es parar, restringir cualquier tipo de arma y conseguir apoyo psicológico.

Mientras tanto, líderes republicanos como el expresidente Donald Trump apuntan a que cualquier ajuste en las leyes de control de armas representa el comienzo de una inevitable pendiente resbaladiza para terminar con la Segunda Enmienda, creada en 91 estableciendo territorios para el estado donde la seguridad la proporcionaba ejércitos privados o autodefensas. Trump defiende más armas para que haya seguridad en los colegios. El expresidente reclama convertir los centros en fortalezas y armar a los profesores en la convención de la Asociación Nacional del Rifle. Hasta parece broma la idea de que para vencer a la violencia se debe actuar con más violencia.

Trump, quien pidió a los presentes  en el escenario en Houston, a 400 kilómetros de Uvalde, y en una fecha que coincidía con el Memorial Day, que recuerda a los militares caídos en combate. Ante un público entregado, compuesto en su mayoría por hombres blancos y mayores para ayudar a los republicanos a recuperar el Congreso en las elecciones de noviembre, reclamó fondos multimillonarios “para establecer rápidamente una seguridad impenetrable en todas las escuelas del país”. “Las escuelas del centro de las ciudades rara vez sufren este tipo de tiroteos masivos.La razón es que, durante décadas, han tenido medidas de seguridad mucho más fuertes, incluyendo detectores de metales y, sí, guardias armados.

Definitivamente se ve que Estados Unidos es una nación perdida, aunque muchos ciudadanos quieren un cambio en la violencia, otros están cegados por la grandeza del país y mal influenciados por sus gobernantes. Pero al final del día, el presidente es justamente el reflejo de la mayoría de los ciudadanos.

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