Cada 31 de enero, el mundo católico recuerda a Juan Bosco, sacerdote italiano que en las décadas postrimeras del siglo XIX revolucionó la educación y fue una de las primeras voces en buscar la dignidad laboral.
Don Bosco, sencillo personaje que se quedó huérfano de padre a muy corta edad, fue un hombre de una fe excepcional e inquebrantable. Realizador de grandes proyectos iniciados totalmente desde cero.
Su vida giró alrededor de un sueño que tuvo a los 9 años, convirtiéndose en el primero de casi 200 sueños significativos que tuvo a lo largo de su vida.
El 31 de enero de 1888, a las 4:45 am, muere rodeado de sus jóvenes, maestros y familia. / Foto: Eleazar Adolfo Molina
En aquel primer sueño, Don Bosco comentaba haber visto a la Virgen y a un grupo de niños, en ese momento la Señora, le pide que los cambie con una directriz que se volverá pilar fundamental de su obra pedagógica: educar con amor.
A partir de aquel sueño, Don Bosco inició un largo camino que lo llevaría a pasar por diferentes oficios hasta su ingreso al seminario.
Juan Melchor Bosco sería ordenado sacerdote el 5 de junio de 1845.
Decidió trabajar su ministerio con los niños y jóvenes, en ese momento desprotegidos y explotados por la revolución industrial y las tribulaciones políticas de la naciente nación italiana.
El 8 de diciembre de 1841, se produce un encuentro que marcaría la vida de Don Bosco, dicha fecha es recordada como el nacimiento de la orden salesiana.
Las reliquias de San Juan Bosco visitaron Guatemala en 2010. / Foto: Christopher De León
Bartolomé Garelli era un monaguillo que encontró Don Bosco en la sacristía de la iglesia de San Francisco de Asís siendo maltratado por el sacristán. Don Bosco interviene en el momento y reprende al sacristán. Dando inicio a un encuentro qué sería el punto de partida para su proyecto más importante.
Los biógrafos principales de Don Bosco lo consideran un visionario, una mente atenta a los signos de sus tiempos, un hombre que convirtió lo ordinario en extraordinario y lo extraordinario en ordinario.
Dedicó toda su vida a la juventud, formando oratorios y luego dando formación sacerdotal a jóvenes, mismos que serían los primeros miembros de su orden salesiana.
En Quetzaltenango la obra salesiana funciona por medio del Colegio Salesiano Liceo Guatemala y María Auxiliadora. / Foto: Familia Domínguez García
El 31 de enero de 1888, a las 4:45 am, muere rodeado de sus jóvenes, maestros y familia. Tenía 72 años, 5 meses y 14 días de edad, según el médico que lo cuidaba, lo único que necesitaba era descansar.
Don Bosco fue enterrado el 6 de febrero en la casa salesiana de Valsalice, pero sus restos serían sepultados definitivamente en la basílica de María Auxiliadora, en Turín, Italia.
Fue canonizado 44 años después de su muerte, en 1934, por el papa Pío XI.
En Guatemala, en el municipio de Casillas, departamento de Santa Rosa, existe una aldea que lleva el nombre de San Juan Bosco. En Quetzaltenango la obra salesiana funciona por medio del Colegio Salesiano Liceo Guatemala y María Auxiliadora.
Además la ciudad de Quetzaltenango cuenta con una parroquia salesiana en la iglesia de San Nicolás de Tolentino. Misma que cada enero recibe a los jóvenes de la ciudad que buscan recordar al padre, maestro y amigo.
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