La noticia, antiéticamente difundida de este 15 de marzo de 2018, sobre dos personas que aparentemente mantuvieron relaciones sexuales a las afueras del Módulo 90 del Centro Universitario de Occidente (CUNOC), es preocupante en dos sentidos, primero, porque representa anarquía en una casa de estudios, segundo, porque demuestra la cara de una parte de la sociedad altense que ha caído en una banal y pobre morbosidad para entretenerse.
Tener sexo es bueno. Es buenísimo. Lo recomendamos. Como equipo consideramos que nadie debe reprimir sus deseos sexuales, ya que creemos firmemente es la semilla de la expresión artística, la felicidad y el placer, pero no negamos que el hecho sea preocupante, porque sucede en un lugar público donde pueden ingresar niños cuyas mentes aún no han madurado lo suficiente para tener esas experiencias y porque genera morbosidad entre los estudiantes. Finalmente, abre la brecha y pone el ejemplo para que otros tengan sexo en lugares públicos.
Preocupa también que medios de comunicación, jactándose de ser profesionales, olviden el principio básico de que su función es informar, entretener y educar con ética. Algunas de estas Startup y medios de trayectoria, publicaron fotografías del acontecimiento cuando la información de las fuentes no estaba madura. Por ejemplo ¿Qué pasaría si los protagonistas son menores de edad? (que aún no está descartado) se podría incurrir en difusión de pornografía infantil, es decir, un delito.
Dijo el Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, que el amarillismo es uno de los graves problemas de nuestra cultura actual, es cierto, porque hoy se ha demostrado que lo que vende en el periodismo quetzalteco es noticia de último momento, pero la audiencia debe exigir calidad y sobre todo respeto.
Por otro lado, las autoridades del CUNOC, deben de velar por la convivencia del estudiante. Ese es su trabajo y es pagado. Hoy gracias al fenómeno cultural antes expuesto, son la burla y la vergüenza a nivel nacional.
Por eso no publicaremos ninguna fotografía de este hecho, ni siquiera censuradas (que es lo mismo), porque creemos que la información se puede dar de forma creativa y ética, sin recurrir a vender los años de carrera universitaria y experiencias de vida por la primera foto que nos llegue a WhatsApp.
Publicar mal los contenidos no es periodismo, para entretenernos, mejor miramos páginas de memes.
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