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Metrópoli

Gusarina: El placer de comer gusanos en Quetzaltenango

Imagínate comerte un delicioso tamalito de chipilín o un arroz con leche que aporte la increíble cantidad de 50 por ciento de proteína por cada cien gramos, sin duda, se convertirían en los alimentos preferidos de los deportistas. Es posible con este exótico ingrediente que se cataloga como la comida del futuro: se trata de la larva de tenebrio molitor, un tipo de escarabajo, que está comenzando a ser consumido en comunidades de Quetzaltenango.

El tenebrio molitor es alimentado con cáscaras y avena. Lo que se usa para consumo son sus larvas / (© José J. Guzmán)

En eso consiste el trabajo de Gusarina, un proyecto de entomofagia (ingesta de insectos) que comienza a tomar auge en comunidades de Huehuetenango y en Quetzaltenango, especialmente en el Valle de Palajunoj, donde, apoyados por el grupo Primeros Pasos (aunque la idea es de la universidad de Wisconsin), capacitan a granjeras para que puedan producir proteína a bajo costo y de alto potencial.

Las larvas pasan por la sartén, es aquí donde se vuelven crujientes / (© José J. Guzmán)

Para Andrea Monzón, una de las líderes del proyecto, la misión es crear seguridad alimentaria en comunidades acechadas por la pobreza, aunque en 2019, se pretende que las capacitaciones lleguen a las escuelas del área urbana de la ciudad.

Finalmente, de las larvas molidas se obtiene una harina color marrón, que es el ingrediente principal para varias comidas / (© José J. Guzmán)

El fin de semana se realizó una muestra con mujeres que han estado inmiscuidas en el proyecto ya varios meses. Se llevó a cabo en el restaurante Más que K-fe de la zona 1 de Xela. Se demostró como las larvas del tenebrio molitor son cultivadas en cajas, donde se alimentan con avena y cascaras de banano y plátanos.

Las larvas pueden comerse fritas o agregadas a varias comidas / (© José J. Guzmán)

Las larvas, cuando están en su punto, pasan a la sartén donde se fríen hasta tomar un color marrón, quedan crujientes y listas para ser molidas. De esto se obtiene una harina, con un explícito olor a café, que es usada como materia prima para agregar a comidas, especialmente en tradicionales.

Tamalito de chipilín con harina de larva de tenebrio molitor / (© José J. Guzmán)

100 gramos de carne tiene alrededor de 26 gramos de proteína. “La arva del tenebrio molitor ofrece el doble, asegurando una buena alimentación, a un costo reducido y a un producción que no requiere mucho cuidado y se realiza en un espacio reducido”, puntualiza Monzón.

Un atol preparado con el ingrediente especial / (© José J. Guzmán)

El tenebrio molitor no tiene sabor, por lo que, quien desee probarlo, percibirá una textura diferente en la comida, pero con un sabor igual al de siempre. Esta forma de alimentarse, quizá, en un futuro, se convierta en una opción demanda por quienes se interesan por su salud.

Grupo de mujeres son reconocidas por capacitarse en el cultivo del tenebrio molitor y la producción de proteína / (© José J. Guzmán)

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(1993) Comunicólogo, escritor y estudiante de psicología. Cree que la libertad de pensamiento llega con los libros y la disponibilidad a las nuevas experiencias. Tiene un libro de poemas llamado La Escena Absoluta (2012). Lleva inmerso en el periodismo siete años. Jguzman@diariodelosaltos.com

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