En estas fechas de celebraciones de independencia de Centroamérica, que se firmó en la ciudad de Guatemala, reflexionamos con base en la historia poco contada que tal libertad y el Estado construido a partir de 1821 es la continuación del Estado Colonial en que los criollos desplazaron a los peninsulares para continuar con la explotación de la mano de obra indígena y ladinos pobres, y el despojo de tierras para monucultivo y el saqueo de recursos naturales..
Este modelo político y económico es centralista del poder y concentrador de los recursos públicos para favorecer a unos pocos con mucho, y dejar a la gran mayoría con poco o casi nada. Además, esas pocas familias (22 según diversos estudios) se heredan el gobierno para saquearlo en forma directa al ocupar cargos públicos, o para utizarlo como fuente de negocios, y así, esa patria tan limitada no cubre con los satisfactores mínimos y con dignidad humana en alimentación, vivienda, educación, servicios de salud, seguridad ciudadana y empleo digno a la gran mayoría.
Con esta realidad, la bandera nacional, que es el símbolo por excelencia del Estado, no cubre a todos los guatemaltecos, ni es la representación de la identidad nacionalista. Ya han resumido así nuestra realidad identitaria guatemalteca:
«Los indígenas quieren ser mexicanos, los ladinos de clase media se creen gringos, y los ricos, europeos».
Otro de los reflejos de que no todos somos fieles a una sola bandera es que exista una bandera de los pueblos mayas, la cual es aceptada en algunos actos públicos, y defensores del territorio en noroccidente, izan una bandera denominada del Gobierno Multinacional. Hay dos coincidencias historicas en el territorio occidental y parte del norte de país: Donde más fuerte se sufrió el conflicto armado por no haber aportunidades de participación política, laboral y de acceso a la tierra, con más población indígena pobre y en extrema pobreza son: Huehuetenango, San Marcos, Quiché y Alta Verapaz; y hoy el censo revela que son los departamentos, fuera de la capital en ser los más poblados, pobres y abandonados.
A la vez, los más fuertes conflictos sociales permanentes desde hace siglos son los mismos, en esos espacios territoriales. Y el Estado actual repite ese modelo de exclusión, racismo, centralismo y concentración; basta ver que el máximo gasto por persona está en la ciudad capital y cada vez menos, entre más se aleja de la capital ¿Así quién se siente motivado a honrar la bandera de un Estado que no le sirve, sino le es hostil y represor?
Para algunos la solución está en aplicar los acuerdos de paz para evitar que se repitan las causas del conflicto armado, y tienen la ruta para el desarrollo integral del país (en mi opinión es así). También hay quienes creen en la reforma del Estado empezando por la
reforma de la Constitución Política.
Y la otra tendencia fuerte es la refundación al proclamar un Estado Multinacional a la manera de Bolivia. Lo seguro es que no podemos seguir con un país que no sirve a todos y cada uno, y enriquece a pocos y matiene en la miseria a muchos. Debemos esforzarnos por construir un Estado que nos dé a todos paz y desarrollo, y su símbolo máximo, la bandera, nos cubra a todos.