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La Catorce

Poesía, la mayor educadora

A modo de introducción, es interesante ver como la poesía, en su evolución, va renovándose todo el tiempo. Y no reniego de ello, ya que la renovación y, lo que es mejor, la evolución, se va notando cada vez más en su expresión.

Conocemos la palabra poesía gracias a los griegos. Y no podríamos hablar de esto si no fuera por ellos realmente. Específicamente, fue Aristóteles quien hizo un estudio metafísico sobre la poesía, diciendo que esta significa poiesis, que quiere decir creación.

Todo lo que nos rodea es poiesis o, como se diría en latín, “melikus” que quiere decir canto. Todo tiene música, ritmo y armonía, la poesía es hija de la música, de acuerdo a los historiadores.

Aunque después se le llamó lírica, ya que dichos cantos estaban acompañados por una lira y eran usados para lo sagrado. La poesía se ha convertido en la expresión del alma y el espíritu humano para dar realce a la parte divina, que es su unión con la misma naturaleza.

Hace poco hablaba con otros poetas y les decía que la poesía tiene la obligación de ser formadora, de romper esquemas y paradigmas, pero la respuesta que he recibido ha sido que la poesía debe ser libre como todo el arte. En parte tienen razón, pero mal entendemos los motivos del porqué surgen las cosas, y, aquí vienen las razones de porqué la poesía. Es que, así como la filosofía, no puede deslindarse jamás de ser formadoras del carácter humano y forjar a los ciudadanos del mañana.

La poesía y la filosofía

La filosofía está estrechamente relacionada con la poesía por el uso del lenguaje. Por el uso también de formas retóricas e imágenes para darse a entender y expresar. Que, igual que la poesía, requiere conocimiento, contemplación y expresión. La filosofía, como la misma palabra lo dice, significa amor a la sabiduría. Y como tal, hace cuestionamientos como en su momento lo hicieron Sócrates, cuyo método fue llamado la dialéctica.

Muchos filósofos actuales difieren en que la poesía esté relacionada con las diferentes formas de pensamiento. Y puede que tengan razón en cierta medida. Porque, según muchos estudiosos que han investigado sobre el tema, llegan a la conclusión que la filosofía, como forma de vida, requiere de conocimiento y experiencia, y esta usa la escritura como medio para expresarse. Es más conceptual, más objetiva.

La poesía, en cambio, no solo requiere conocimiento y expresión precisa de imágenes y formas que le dan sentido a lo manifestado. Pero tiene un agravante, la poesía también se rige por el ritmo y la musicalidad de las palabras para convertirse en algo bello y estético. Esta requiere de conocimiento y experiencia como la filosofía, pero se basa en el ritmo natural con que surgen las palabras y las ideas.

No se puede negar que la poesía, según los filósofos antiguos, ha sido la precursora de los sabios y filósofos. Y, como se va a ver más adelante, la poesía es el “llamado de los dioses a la humanidad”.

Contando con el filósofo y orador Marco Tulio Cicerón decía en sus tratados de filosofía: «cuando el fuego de los dioses se apodera del orador, sea este filósofo o maestro, aparece en sus discursos una estructura rítmica y musical; deja de hablar para empezar a cantar».

Platón decía que los verdaderos poetas, entran en resonancia con los arquetipos de la naturaleza, es decir, un origen o modelo principal de esta.

Los poetas, para los griegos, eran denominados amados por las musas, los arquetipos o ideas fundamentales que rigen al arte en todas sus manifestaciones. Por eso es que la filosofía no está alejada de la poesía, porque, según los argumentos de los filósofos clásicos, el poeta también es un filósofo que busca, por medio de la poesía, lo Bello, lo Bueno, lo Justo y lo Noble.

La poesía como ente educador

En la antigua Grecia, los maestros de los jóvenes que llegarían a ser líderes que gobernasen o que defendiesen el Estado, eran educados por los poetas. Estos tenían la misión de ser los portadores de la luz de la sabiduría y la experiencia a través de las historias, es decir, la música era un medio para forjar las tiernas almas de los niños y jóvenes.

En la obra de Platón, La República, dentro de todos los argumentos que utiliza. Para él, la poesía tiene una razón de ser, un conocimiento que no era propio, sino que era una suerte de inspiración divina llevada por los tocados por las musas. Platón dice dentro de sus diálogos, en palabras que ponía en boca de su Maestro Sócrates, que cuando estas se van, los poetas no pueden crear nada. Su conocimiento no era producto de la reflexión ni de la razón. Pero, Platón no deja de lado que la poesía debe tener un toque pedagógico.

No solo en la antigua Grecia se consideraba a la poesía como fuente de cultura, sino que podemos mencionar a todo el mundo antiguo, siendo los poetas los primeros educadores y maestros de sus pueblos. Pero, la poesía como maestra debe tener mucho cuidado en lo que expresa.

Por supuesto, Platón criticaba el tipo de poesía que inspiraba temor, rabia, odio, conformismo, melancolía, que hablaran mal de los dioses o ponían mitos que menospreciaran la labor divina, pero halagaba a aquellos poetas que en sus obras infundían valor, templanza, justicia, prudencia y fortaleza.

No podemos negar que la poesía es la gran educadora, así como lo es la filosofía también, las dos grandes transformadoras de la sociedad. Las musas se aparecen a cada uno de los poetas de diferentes maneras. Erato se aparece en la poesía romántica, por citar un ejemplo.

Cuando el hombre deje de verse como víctima de un Dios iracundo y de jugar con lo sagrado, aparecerán los filósofos con sus interrogantes y los poetas cantarán nuevamente con el soplo de las musas para despertar el alma dormida.

Por supuesto, con esto no tratamos de hacer un estudio filosófico complejo sobre la poesía, pero si tratar de entender que tanto la filosofía y la poesía van de la mano, pero es la poesía más grande que la filosofía como afirma Aristóteles, porque la poesía es la expresión del alma y la filosofía es la búsqueda interna del ser humano para convertirse en mejor persona.

 

Colaboración de Claudia Figueroa Oberlín: Escritora nacida en El Salvador, hija de padres guatemaltecos. Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad Francisco Gavidia. Es columnista y periodista cultural, artista polifacética y autora de obras como “Despertares”, “Tras las huellas del amanecer” y “La isla sagrada”, entre otros.

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