¿la detectan los test actuales? ¿tiene síntomas nuevos? ¿qué diferencias hay con la variante delta? ¿por qué es más contagiosa? Es importante estar al día para saber qué hay que hacer en caso de síntomas o de contagio.
Hace no mucho nadie había oído hablar de ómicron y, sin embargo, la alta transmisión que presenta esta nueva variante del coronavirus ha hecho que sea ya el invitado que nadie quiere recibir en más de 110 países. Durante un tiempo, delta y ómicron han convivido, aunque ahora parece que la gran mayoría de las infecciones son achacables a la nueva variante. Cuatro expertos resuelven a CuídatePlus todas las dudas sobre ómicron, sus síntomas y otros temas de interés.
¿Qué es ómicron y en qué se diferencia de delta?
Ómicron es el nombre que se le ha adjudicado a la última variante que el coronavirus ha producido. En concreto, según el último documento técnico de la Organización Mundial de la Salud, emitido para las acciones que deben tomar los países miembros, se trata de una variante divergente con un alto número de mutaciones, en concreto, con unas 26-32 en la famosa proteína Spike.
Rafael Cantón, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, explica que respecto a la última variante conocida, la delta, “ómicron tiene más mutaciones en la zona de unión en los receptores y en algunas de las proteínas”. Esto significa que son diferentes. Desde la OMS también explican que ómicron se extiende de forma más rápida que la variante delta en países con transmisión comunitaria documentada, con un tiempo de duplicación de dos a tres días. Cantón añade que es más transmisible que la alpha y la delta. “Con la alpha tardamos en alcanzar el 90% de circulación unas 16 semanas, unas 8-10 en la delta y con ómicron hemos tardado 4-5 semanas”.
En cuanto a su patogenicidad, Ramón Goya Gato, director de Gestión en Laboratorio del Grupo Virtus, señala que “parece menor, pero habrá que analizar en qué medida se debe a la genética de la cepa o a la existencia de anticuerpos gracias a las vacunas”.
¿Por qué se contagian las personas vacunadas?
El hecho de que las personas con la pauta completa de vacunación muestren síntomas y un resultado positivo no implica que las vacunas no sean eficaces. Según explica a CuídatePlus Lorenzo Armenteros, portavoz Covid-19 de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el quid de la cuestión radica en que las vacunas actuales no son esterilizantes sino inmunizantes. ¿Qué significa esto? “Las vacunas esterilizantes -como la de la viruela, la única enfermedad erradicada- son las que eliminan la progresión de la enfermedad y el contagio a otras personas. Las vacunas contra el coronavirus reducen la progresión de la enfermedad pero no evitan el contagio; se produce una enfermedad más leve en la mayoría de las personas”, dice Armenteros.
Esto es así porque “las vacunas actuales generan anticuerpos sistémicos, a nivel de sangre, y estos anticuerpos no actúan como barrera de entrada del virus por lo que se puede producir una nueva infección. Lo que sí hacen los anticuerpos es proteger al individuo, de manera que la gravedad de la enfermedad sea mucho menor, y la resolución de la misma más rápida”, señala Goya Gato.
Por tanto, el objetivo de la vacunación es “preparar una respuesta del sistema inmunológico específica para cuando nos crucemos con el antígeno o el patógeno se pueda producir una respuesta rápida y no tardar días o semanas, lo que le daría tiempo al patógeno a producir la enfermedad”, explica Sergiu Padure, profesor de Inmunología en la Universidad CEU San Pablo, de Madrid, y especialista en inmunología en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Lo que sí está claro es que la vacunación previene: hospitalización, complicaciones graves y la mortalidad.
Se espera que la vacuna española, aún en investigación por el equipo de Luis Enjuanes, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y de aplicación nasal, podría ser esterilizante y, por tanto, proteger contra la infección y la trasmisión.
¿Cuáles son los síntomas de ómicron?
Los síntomas que producía el coronavirus hasta la fecha siguen siendo los mismos con esta variante en sus fases iniciales. Sin embargo, la diferencia con otras cepas radica precisamente en que, en principio, sólo produce síntomas en el tracto respiratorio superior, que pueden presentarse en forma de:
- Dolor de garganta.
- Mucosidad nasal.
- Molestias respiratorias moderadas.
- Cansancio y malestar general.
- Tos.
En esta ocasión, parece más fácil confundir los síntomas con un catarro habitual, con otra forma de Covid-19 o incluso con la gripe. Tal y como recuerda Padure, “estos síntomas pueden ser los habituales de una infección respiratoria de vías altas o de vías bajas”.
No obstante, con los datos actuales, parece que “ómicron se queda en la vía aérea superior y puede producir faringitis, traqueítis y bronquitis, sin llegar al pulmón”; añade Armenteros.
El hecho de que el virus permanezca en las vías altas respiratorias se relaciona, según Cantón, con que la acumulación del virus en esa zona facilite su transmisión, “Son zonas más expuestas a esa salida del virus de la mucosa respiratoria. Ese hecho de que se localice más en el tracto respiratorio superior hace que los síntomas varíen un poco y se asocien más a una sintomatología catarral”. De hecho, con la variante ómicron las neumonías bilaterales típicas de las primeras olas de la pandemia son mucho más raras.
Eso sí, una característica que ayuda a distinguir si nos hemos infectado con la variante delta o la ómicron es que con esta última: la falta de olfato (anosmia) y la falta de gusto (disgeusia) no aparecen. Tampoco es común que aparezca la disnea (falta de aire) y aunque pueda aparecer fiebre no suele ser alta.
Debido a la similitud con los síntomas de un catarro habitual, Goya Gato aconseja “realizar un test ante los primeros signos (dolor de garganta, mucosidad, tos, cansancio o malestar general) para poder discriminar rápidamente. Si el test fuese negativo y los síntomas persistiesen, se debería repetir a las 48 horas porque puede haber un pequeño desfase temporal entre la aparición de los síntomas y la aparición de un positivo en los test, especialmente en los test de antígenos, que tienen menor sensibilidad que la PCR”.
¿Por qué hay reinfecciones?
Y aunque pudiéramos pensar que por el simple hecho de haber pasado la Covid-19 desde que se declarara la pandemia en marzo de 2020 ya no podíamos volvernos a contagiar, lo cierto es que esto no es así. “Estábamos protegidos contra una variante. Teníamos una protección y seguramente nuestra reinfección será más débil porque se desarrollan anticuerpos contra los antígenos”, dice Armenteros. Pero al producirse la mutación del virus, nadie está exento de contagiarse de una nueva variante. Una vez más, esto sería lo que pasa cada año con la gripe, cuyo virus muta anualmente.
Contactar con una persona infectada puede producir una reinfección. “La vacunación no previene ni la infección ni las reinfecciones, lo que previene es el desarrollo de la enfermedad o una complicación o evolución más grave”, afirma Padure. Y es que, tal y como añade Cantón, en los “virus respiratorios hay siempre reinfecciones. El virus de la gripe es un claro ejemplo: hay reinfecciones todos los años. Por eso hay que insistir cada año en aplicar la vacuna de gripe”. Lo mismo ocurre con los catarros, producidos por otros coronavirus u otros microorganismos.
Como indica Goya Gato, “cualquier infección pasada genera anticuerpos y por tanto protección, de modo que la suma de la infección pasada y la vacunación debería de generar un nivel de protección mayor”.
Infección frente a enfermedad
“Infección no es lo mismo que enfermedad”, asevera Padure. Y es que una vez que estamos en contacto con un virus comienza el proceso de incubación, donde el virus comienza a multiplicarse. “La diferencia radica en desarrollar o no la enfermedad. Si el virus tiene suficiente tiempo para multiplicarse puede aparecer la enfermedad tras la infección, Pero hay otra opción: el sistema inmunológico elimina este virus y no le da tiempo a multiplicarse y no se produce la enfermedad”.
¿La tercera dosis tiene una mayor protección frente a ómicron?
Algunos grupos de población han recibido ya la tercera dosis de vacunación como un refuerzo para mejorar o estimular la respuesta inmune. Y, de hecho, algunos países, como Israel, ya están poniendo en marcha la inoculación de una cuarta dosis.
En opinión de Goya Gato, “la tercera dosis debería proteger más frente a cualquiera de las cepas porque a mayor nivel de anticuerpos, mayor nivel de protección”. De hecho, Armenteros apunta que se producen menos casos de reinfecciones en personas con tres dosis.
Según el jefe de Microbiología del Ramón y Cajal, este refuerzo no sólo protege frente a ómicron sino también contra las variantes anteriores -británica, delta…-. “En el caso de que aparezcan nuevas variantes también estaremos preparados. Es una cuestión no sólo de la propia variante sino de lo que hemos ido aprendiendo que significa la inmunización con una sola dosis, con dos o con tres”, y es que los datos científicos recogidos cifran el tiempo que dura esa inmunidad en unos 6-8 meses, de ahí la necesidad de recibir dosis de refuerzo.
¿Afecta más a hombres o a mujeres?
Ahora mismo no hay datos que avalen si la variante ómicron hace distinciones por sexos. Lo que sí parece es que una vez que entra en un domicilio es bastante posible que todos los miembros acaben por dar positivo.
¿Por qué esta variante parece menos contagiosa?
Dice Armenteros que no hay datos sobre por qué esta variante produce una afectación más leve. Podría deberse a que nuestra inmunidad esté más reforzada, pero es una teoría.
Ómicron, la última variante del coronavirus SARS-Cov2
No obstante, tanto Armenteros como Cantón alertan de los peligros de creer que da igual contagiarse por el hecho de que a priori los síntomas sean más leves. Por eso aconsejan no tomarse a la ligera lo que dice mucha gente de: todos nos vamos a infectar, mejor con ómicron. Esto produce dos problemas, dice Armenteros, uno, que a medida que haya un número de contagios muy alto se podrán sobrecargar los sistemas sanitarios, ya que el hecho de que haya más contagios hará que exponencialmente aumente el número de casos graves. En segundo lugar, cuanto más infecta el virus más se multiplica y así puede elevarse el riesgo de que mute de nuevo.
En este sentido, Cantón se muestra cauto al afirmar que “cuantas más personas infectadas, más probabilidades de que exista una nueva variante. Podría ser. Pero creo que no nos podemos aventurar. Habría que hacer una reflexión: esta variante ha surgido en un lugar donde el porcentaje de vacunación dista mucho de ser el que tenemos en España o en otros países. El concepto de salud global en el mundo hace que lo que surja en un país aparezca al poco tiempo en otro y los microorganismos tienen esas oportunidades de transmisión rápida”.
¿Sirven los test de antígenos para ómicron?
Los test de antígenos sí sirven para reconocer a una persona contagiada con SARS-CoV2 de la variante ómicron. “Si el test de antígenos da positivo tiene una certeza de más del 95% de ser positivo y tiene muy pocos falsos positivos. Sin embargo, tiene un valor predictivo negativo muy bajo. Esto significa que si es negativo hay posibilidad de falso negativo muy alta. Esta prueba sólo es válida cuando es positiva”, explica Padure.
¿Los test detectan a los asintomáticos?
Los test de antígenos para hacerse en casa la prueba llevan ya un tiempo a la venta. Y una práctica cada vez más extendida es realizar el test de antígenos antes de una fiesta.
No hay que olvidar que la ventana de detección de estos test está entre los 5 y los 7 días tras el contagio. Pero tienen una ventaja, dice Armenteros: “así detectamos al gran contagiador asintomático. Si conseguimos que al realizar muchos test se descarte uno de ellos hacemos una gran labor. En estas personas la carga viral es tan alta como la de cualquier enfermo pero sin síntomas”.
Si vamos a realizarlo lo mejor es hacer el test lo más cerca de la hora de la cena, siempre sin perder de vista que el negativo de hoy puede ser el positivo de mañana. “Esto no descarta que una persona esté infectada y ofrece un falso negativo. En este caso hay que realizar una PCR porque sí tiene un valor predictivo muy alto. Si la PCR es negativa no hay falsos negativos”, añade Padure. Y, por otro lado, si tenemos síntomas y hacemos un test de antígenos nos ayudará a tener un resultado temprano. En ese caso hay que seguir las recomendaciones y autoconfinarse en el domicilio y llamar al centro de salud para realizar las pruebas que se consideren en cada comunidad.
¿Los contactos estrechos vacunados no deben hacer cuarentena?
Según el Ministerio de Sanidad se considera que se ha producido un contacto estrecho con una persona que da positivo en un test de Covid, ya sea PCR o test de antígeno, desde dos días antes del inicio de síntomas del caso hasta que ha sido aislado, cuando hemos permanecido sin cumplir las medidas de prevención en un lugar cerrado a menos de 2 metros y durante un tiempo total acumulado de más de 15 min en 24 horas. También se considera un contacto estrecho cuando cuidamos de personas enfermas y hemos estado en contacto con sus secreciones o fluidos.
En el caso de que no aparezcan síntomas y se tenga la pauta de vacunación completa, se permite al contacto estrecho hacer vida normal pero se les pide que limiten al máximo sus contactos sociales. Lo ideal es que permanezca en el domicilio y realice teletrabajo. En estos casos es conveniente también realizar una PCR al inicio y otra a los 7 días del contacto para descartar una infección asintomática.
Ahora que Estados Unidos ha decidido limitar la cuarentena a cinco días, España ha hecho parecido limitándola de diez a siete en el caso de persona asintomáticas con prueba positiva.
En opinión de Goya Gato, en los casos de contacto estrecho con pauta de vacunación completa “tiene sentido no realizar cuarentena porque un contacto estrecho no es un positivo hasta que se demuestre lo contrario y porque al estar protegido por la vacuna, esa persona tiene menos probabilidades de desarrollar la enfermedad con alta viremia y por tanto con alta contagiosidad”. Lo que sí es recomendable es “que extremen las precauciones de las medidas, utilizando la mascarilla permanentemente, manteniendo la distancia de seguridad y evitando aglomeraciones”.
El inmunólogo del CEU apunta que se ha descrito que algunas personas tras un contacto y con pauta de vacunación completa puede, al reinfectarse, eliminar el virus aunque tenga síntomas muy leves o sea asintomático. Sin embargo, es algo que aún está en proceso de debate, ya que ómicron es una variante recién llegada.
¿Esta cepa más transmisible y menos grave augura el final de la pandemia?
Puede que creamos que el hecho de que cada vez más gente se haya contagiado y de que los síntomas, en principio, sean más leves, hace que veamos más cerca el final de la pandemia.
El optimismo es una virtud, pero en el caso del coronavirus no hay mejor virtud que la cautela. Cantón señala que “los microorganismos tienden a disminuir su virulencia por una cuestión de supervivencia. Con ómicron se ha producido una gran transmisión, que se está viendo favorecida por la sensación de que esta variante es menos importante y a lo mejor hay menos cuidado de la población para evitar esa transmisión”. Por eso es necesario mantener las medidas epidemiológicas de transmisión, esto es, la utilización de mascarilla, el aislamiento de los casos positivos, y la ventilación de los lugares cerrados.
“Es difícil predecir la evolución de la pandemia y de las mutaciones. No sé hasta qué punto se puede afirmar que el hecho de que se haya producido una mutación que produce una forma menos grave de la Covid sea un vector hacia la mejoría de la pandemia. El vector que yo creo que nos va a ayudar a minimizar la pandemia será la vacunación completa y que las formas mutantes sean sensibles frente a la vacunación y las respuestas inmunológicas producidas por esta”. Y en el caso de que aparezcan formas nuevas que evadan a la respuesta inmune producida por las vacunas habría que desarrollar otras vacunas que induzcan una respuesta específica.
Armenteros señala que, de momento, esta teoría de fin de pandemia aún no tiene evidencia científica que la respalde. Sin embargo, para él hay que tener en cuenta que los síntomas de Covid persistente aparecen con independencia de si el caso es leve o grave. “Estaríamos ante un rebrote de Covid persistente. En la medida de que tengamos millones de infectados y teniendo en cuenta que el 10% de personas van a tener síntomas persistentes, ese número de afectados también aumenta”