Entre 2019 y 2022 ha habido tres infecciones de transmisión sexual cuya incidencia se ha duplicado en adolescentes.
El tiempo y la ciencia ha permitido que hablemos actualmente, con mayor conocimiento, de las infecciones de transmisión sexual pero, ¿sabías que antes de la década de los 70 se denominaba “enfermedades venéreas” por la relación con Venus, la diosa del amor?
Posteriormente pasaron a denominarse Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS). Que se definían como aquellas enfermedades producidas por agentes infecciosos específicos que se producen por el intercambio sexual. Sin embargo, hoy en día el término correcto para denominarlas es infecciones de transmisión sexual (ITS).
¿Qué diferencia existe entre infección de transmisión sexual (ITS) y las enfermedades de transmisión sexual (ETS)?
En la actualidad podemos diferenciar cuando se contrae un patógeno, un virus, una bacteria, un parásito o un hongo a lo que denominamos una infección de transmisión sexual o ITS.
Por el contrario, llamamos enfermedades de transmisión sexual cuando este patógeno nos produce una enfermedad en nuestro organismo. Por eso motivo, podemos contraer una ITS sin desarrollar la enfermedad.
La ciencia permite que podamos avanzar y conocer mejor los agentes que producen enfermedades de transmisión sexual hasta el punto de poder hacer una clasificación adecuada según sea el agente infeccioso.
¿Por qué están aumentando las infecciones de transmisión sexual en adolescentes?
Según el último informe del Centro Nacional de Epidemiología, entre 2019 y 2022 la incidencia de gonococo, clamidia y sífilis se ha duplicado en los jóvenes de 15 a 19 años en latinoamerica.
Tenemos que conocer el comportamiento de los más jóvenes y para ello se ha elaborado un estudio cualitativo en 2019 cuyo objetivo es analizar las actitudes, conocimientos, prácticas y experiencias de los y las jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y 24 años con relación a su sexualidad y su salud sexual.
Una de las evidencias del estudio, posiciona a la salud sexual entendida por los perfiles jóvenes desde una perspectiva relativamente limitada, por lo que es necesario actuar en campañas y discursos de prevención más allá del preservativo.
Los más jóvenes expresan la necesidad de abordar la educación afectivo-sexual desde diferentes perspectivas y referentes como:
Adelantar la edad de comienzo de la educación sexual en la etapa escolar obligatoria y dar continuidad y periodicidad en temas relacionados con prevención y genitalidad.
Talleres de sexualidad y afectividad a nivel global.
La educación sexual es el mejor instrumento para prevenir las infecciones de transmisión sexual
En el 2020, el Comisionado de Derechos Humanos del Consejo de Europa afirmaba “que las investigaciones llevadas a cabo a nivel nacional e internacional han demostrado los beneficios de una educación sexual integral”.
La Unesco ha descrito los objetivos de la educación sexual como “enseñar y aprender sobre los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexuales”.
Cuando hablamos de la educación sexual integral, hablamos de mucho más allá de la mera información sobre la reproducción y los riesgos para la salud asociados con la sexualidad. Abrimos el campo para combatir la violencia, el abuso y la discriminación. Promoviendo el respeto por la diversidad.
Una de las figuras clave para la prevención de las ITS son las enfermeras escolares. Según indica el enfermero escolar, Borja Mediero “desarrollamos programas de salud específicos según las necesidades de la comunidad educativa, que engloban toda la prevención de las ITS, pero también nos centramos en la educación sexual para la adquisición de hábitos de vida saludables y el pleno conocimiento de la salud sexual. Estos programas no solo van dirigidos a los alumnos y las alumnas, también trabajamos directamente con las madres, padres y tutores legales a través de las escuelas de padres”
Para concluir, podemos identificar que los adolescentes tienen más información a través de a democratización de la información con el uso de las redes sociales. Esta hiperconectividad no favorece que encuentren información fiable ni referente en el ámbito de la educación sexual.
Actuar desde la escuela con programas recurrentes y planificados durante toda su etapa escolar es esencial junto con talleres presenciales y la implicación de los progenitores en el terrero emocional. Necesitan una persona de confianza para poder verbalizar sus preocupaciones o dudas.