Cada mes de octubre, la ciudad de Quetzaltenango festeja su feria patronal en honor a la Virgen del Rosario. Imagen arraigada en lo profundo del alma y sentimiento altense.
La devoción hacia la Virgen del Rosario, es de origen dominico, ya que la Virgen se le apareció a Domingo de Guzmán, fundador de la orden de predicadores, en una capilla del monasterio de Prouilhe en Francia. Donde le entregó y le enseñó a rezar el rosario.
Sin embargo es el papa Pio V, quién instaura la fiesta el 7 de octubre, para rememorar la batalla de Lepanto. Batalla donde las fuerzas cristianas derrotan a las tropas turcas que invadían Europa, victoria militar atribuida por la intercesión de la Virgen.
La primera mención escrita en un documento oficial de Quetzaltenango, respecto a la Virgen del Rosario, es fechada en 1818 en un acta municipal, donde el ayuntamiento pide un novenario en honor a la Virgen y una procesión final para pedir el cese de las erupciones del Volcán Cerro Quemado, menciona el historiador Jorge Valverde.
La imagen de la patrona de Quetzaltenango, posee en su talla ciertas singularidades y características que la hacen única. Diario de Los Altos explica brevemente alguna de ellas.
Los ojos de la Virgen poseen una ligera variante, son ojos pintados, uno observa hacia arriba y el otro hacia abajo. La inclinación es casi imperceptible a primera vista. Para el ex párroco de Catedral, Padre Carlos Ibáñez, es un detalle que el escultor quiso dejar, pues demuestra la doble personalidad de Cristo, Dios y Hombre, por medio de la mirada de Nuestra Señora.
Sin embargo para el licenciado en Historia del Arte, Edvin Quisquinay Alcor, es una peculiaridad que tienen algunas imágenes de la época colonial de Guatemala, una imperfección provocada por el escultor, ya que es un rasgo que se puede ver incluso en el Nazareno de La Merced de Antigua Guatemala y en el Nazareno de Los Milagros de la Nueva Guatemala de la Asunción.
La imagen de la Virgen del Rosario de Quetzaltenango, fue consagrada por el Arzobispo de Santiago de Guatemala, Monseñor Cayetano Francos y Monroy, en el año de 1781. Prueba de dicha acontecimiento es el cuadro retrato del Arzobispo y Nuestra Señora qué será restaurado en los próximos meses.
Para Quisquinay Alcor, es posible que la imagen fuese tallada en la primera mitad del siglo XVIII, por las distintas particularidades y características que la Virgen posee en toda su talla. Tales como los detalles de la vestidura y rasgos de encarnado y ojos.
Dentro de las joyas de la Virgen, podemos encontrar la chispa, misma que es de plata mestiza y es un obsequio de una familia quetzalteca, la chispa fue donada en el año de 1782 como presente a la Virgen por el primer aniversario de consagración.
La corona de la Virgen del Rosario, es una corona de estilo imperial, Quisquinay menciona que dicha corona posee gajos con detalles de rocalla, mismos que eran propios del estilo francés del siglo XVIII. Dicha corona fue la utilizada por Juan Pablo II en marzo de 1983 para coronar a la Virgen del Rosario.
La Virgen del Rosario se prepara para recibir, al igual que todos los años, a sus fieles devotos, que elevan sus ojos al cielo y le piden su protección. La Virgen del Rosario es la patrona de la capital de Los Altos.
