El cáncer de piel, uno de los más comunes en nuestro país, requiere atención y medidas preventivas durante todo el año. Con la llegada del verano, es crucial intensificar los esfuerzos para proteger nuestra piel de los dañinos rayos ultravioleta (UV) del sol.
Los dermatólogos advierten sobre la importancia de evitar la exposición al sol entre las 10 y 16 horas, cuando las radiaciones son más intensas. Se recomienda buscar siempre la sombra y utilizar ropa que brinde protección, preferiblemente de colores oscuros que rechazan las radiaciones UV.
Además, es fundamental utilizar sombrero de ala ancha para cubrir cara, ojos, orejas y nuca, así como lentes de sol con filtro UVA y UVB certificado, que también protejan los costados del rostro.
El uso de protector solar con un factor de protección igual o mayor a 30 es imprescindible, aplicándolo sobre la piel seca 30 minutos antes de la exposición al sol y replicándolo cada tres horas, especialmente después de nadar o sudar. Esta precaución es aún más importante en el caso de los niños, cuya piel es más sensible y susceptible al daño solar.
Es esencial estar atento a cualquier cambio en lunares o lesiones en la piel, y consultar a un médico si se detecta algo inusual. Incluso en días nublados y ventosos, la radiación UV puede atravesar las nubes y el agua, por lo que se debe mantener la protección adecuada.
Recuerda que no existe un bronceado seguro; se debe evitar el uso de camas solares y optar por autobronceantes si se desea broncear la piel.
La prevención del cáncer de piel es un compromiso constante, y seguir estos consejos puede marcar la diferencia en la salud de nuestra piel a largo plazo.
