EL CEMENTERIO GENERAL DE QUETZALTENANGO: UN TESORO HISTÓRICO OLVIDADO
El Cementerio General de Quetzaltenango es un testimonio vivo de la rica historia y cultura de la ciudad altense. Fundado en 1840, cuando recibió los restos de su primera difunta, Juana Aguilar, este camposanto ha sido el lugar de descanso final de muchas personalidades importantes que han dejado una huella indeleble en la historia de Guatemala.
Entre los ilustres sepultados se encuentran Roberto Molina, primer presidente del efímero Estado de los Altos, y el obispo Modesto César. También descansan aquí dos expresidentes de Guatemala, Manuel Estrada Cabrera y José Manuel Lisandro Barrillas. Estrada Cabrera, conocido como uno de los presidentes más polémicos de la historia del país, tiene una tumba modesta con un pequeño templo de estilo griego, reminiscente de la fachada del Teatro Municipal de Xela.
El cementerio es un museo al aire libre, con mausoleos elaborados en piedra y mármol, muchos con un impresionante estilo griego y lujosos detalles arquitectónicos. Sin embargo, la falta de mantenimiento y los recientes fenómenos naturales han causado un considerable deterioro en estos monumentos. Entre los nichos afectados por el último temblor se encuentra el de Pedro López Monzón, alcalde de la ciudad en 1860.
Los padres del escultor Rodolfo Galiotti Torres, Andrés y María Concepción de Galiotti, también yacen en este recinto, así como Daniel Hurtado, un destacado compositor de marimba.
Una de las tumbas más visitadas y envueltas en leyenda es la de la gitana Margarita Mielos, conocida como Vanushca. Según la historia popular, Vanushca llegó a Quetzaltenango desde España y se enamoró de un joven de la alta sociedad local, un romance que fue impedido por la familia del joven. La leyenda dice que Vanushca murió de amor entre 1917 y 1918, y su tumba se ha convertido en un símbolo romántico, atrayendo a jóvenes enamorados cada 14 de febrero, quienes dejan flores y mensajes de amor en su memoria.
A pesar de su valor histórico y cultural, el Cementerio General de Quetzaltenango enfrenta un alarmante abandono. La rica arquitectura y las historias que alberga merecen ser preservadas y valoradas, no solo como patrimonio de la ciudad, sino también como un recordatorio de las figuras que han moldeado la historia de Guatemala.
