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PAPA FRANCISCO LLEGA A INDONESIA

En el marco de su viaje apostólico a Indonesia, el Papa Francisco sostuvo durante la mañana del 4 de septiembre (hora local) un encuentro con las Autoridades, la Sociedad Civil y el Cuerpo Diplomático local. En el mensaje que pronunció, el Santo Padre lamentó que algunos prefieran “tener un gato, un perro, y no un hijo”, y aseguró que los nacimientos son “la riqueza más grande que un país tiene”.

Según informó la Oficina de Prensa del Vaticano, el Papa Francisco comenzó su segundo día en Indonesia con la celebración en privado de la Santa Misa, para luego dirigirse al Palacio Presidencial “Istana Merdeka”, a donde llegó sobre las 9:36 a.m. (hora local). En el exterior del recinto fue recibido con una especial ceremonia de bienvenida, que incluyó un desfile militar.

En Indonesia existen siete palacios presidenciales. El “Istana Merdeka”, aunque alguna vez residencia oficial de los presidentes, y aunque aún alberga oficinas gubernamentales, acoge ceremonias oficiales de las autoridades indonesias. El “Istana Negara” es usado principalmente para ceremonias estatales y como oficina administrativa.

Al culminar la ceremonia de bienvenida, y tras firmar el Libro de Honor, el Santo Padre se reunió al interior del “Istana Merdeka” con Joko Widodo, presidente de Indonesia.

Alrededor de las 10:20 a.m., el Papa Francisco se dirigió al Palacio Presidencial “Istana Negara” para sostener su encuentro con las Autoridades, la Sociedad Civil y el Cuerpo Diplomático de Indonesia.

En su discurso en ese evento, el Santo Padre resaltó cómo el lema nacional de Indonesia, “Bhinneka tunggal ika” (“Muchos, pero uno”) “pone de manifiesto esta realidad multiforme de pueblos que son diversos, pero firmemente integrados en una sola nación. Y muestra también que, al igual que la gran biodiversidad presente en este archipiélago es fuente de riqueza y esplendor, análogamente, las diferencias específicas contribuyen a formar un magnífico mosaico, en el que cada pieza es un elemento insustituible en la composición de una obra original y preciosa”.

Indonesia es un país de mayoría musulmana, cuyos creyentes suman más del 87% de los 270 millones de habitantes del archipiélago. Los cristianos representan una minoría de 29 millones. Los católicos, alrededor de 8 millones, son aproximadamente el 3,1% de la población total del país.

El Papa destacó en su discurso que “la armonía en el respeto a las diferencias se logra cuando cada opinión particular tiene en cuenta las necesidades que son comunes y cuando cada etnia y confesión religiosa actúa con espíritu de fraternidad, persiguiendo el noble objetivo de servir al bien de todos”.

“Este sabio y delicado equilibrio entre la multiplicidad de culturas, las diferentes visiones ideológicas y las razones que fundamentan la unidad, debe ser defendido continuamente contra cualquier desajuste”, expresó.

“Se trata de un trabajo artesanal que corresponde a todos (…) pero de manera especial a la tarea que realiza la política”, subrayó.

El Papa Francisco aseguró luego que la Iglesia Católica en Indonesia “desea incrementar el diálogo interreligioso” para así “favorecer una armonía pacífica y constructiva que garantice la paz y unifique los esfuerzos para vencer los desequilibrios y bolsas de miseria que aún persisten en algunas zonas del país”.

“De este modo, se podrán eliminar los prejuicios y se fomentará un clima de respeto y de confianza mutua, factores imprescindibles para afrontar los retos comunes, entre los cuales, el de contrastar el extremismo y también la intolerancia, que —tergiversando la religión— intentan imponerse sirviéndose del engaño y la violencia”.

El Santo Padre también destacó que “unidad en la multiplicidad, justicia social, bendición divina” son principios contenidos en la Constitución de Indonesia, y señaló que aquellos “se corresponden muy bien con el lema de mi visita a Indonesia: ‘Fe, fraternidad y compasión’”.

Sin embargo, lamentó, “existen en el mundo actual algunas tendencias que obstaculizan el desarrollo de la fraternidad universal”, pues “en diversas regiones vemos surgir conflictos violentos, que a menudo son el resultado de la falta de respeto mutuo, del deseo intolerante de hacer prevalecer a toda costa los propios intereses, la propia posición o la propia visión parcial de la historia, aunque eso suponga un sufrimiento interminable para comunidades enteras y dé lugar a auténticas guerras sangrientas”.

“A veces también surgen tensiones violentas en el interior de los mismos estados, porque los que detentan el poder quieren uniformarlo todo, imponiendo su visión incluso en asuntos cuya decisión debería dejarse a la autonomía de cada individuo”.

Al abordar las “muchas situaciones en las que falta un efectivo compromiso, de amplias miras, para construir la justicia social”, el Papa Francisco criticó que “una parte considerable de la humanidad queda relegada al margen, desprovista de los medios adecuados para una existencia digna, y sin defensas para afrontar los graves y crecientes desequilibrios sociales, causantes de grandes y graves conflictos”.

“¿Y cómo se resuelve esto? Con una ley de muerte, evitar el nacimiento, evitar la riqueza más grande que un país tiene, los nacimientos”, señaló.

Destacando la situación de Indonesia, el Santo Padre señaló que “su país tiene familias de tres, cuatro, cinco hijos que van adelante (…) Continúen así, es un ejemplo para todos los países”.

Aunque es algo que “tal vez esto nos hace reír”, dijo, hay quienes pueden preferir “tener un gato, un perro, y no un hijo. Esto no está bien”.

Luego señaló que “en otros contextos”, hay personas que “consideran que pueden o deben prescindir de la búsqueda de la bendición de Dios, juzgándola superflua para el ser humano y para la sociedad civil”.

“Se piensa que estos deberían promoverse con sus propias fuerzas, sin embargo, al hacerlo se encuentran a menudo con la frustración y el fracaso”, señaló.

“Y a la inversa, hay casos en los que la fe en Dios se coloca continuamente en primer plano, pero a menudo, lamentablemente para ser manipulada y servir no para construir la paz, la comunión, el diálogo, el respeto, la colaboración y la fraternidad, sino para fomentar las divisiones y aumentar el odio”, dijo.

Reflexionando sobre “cómo la filosofía que inspira la organización del Estado indonesio manifiesta sabiduría y equilibrio”, el Papa Francisco recordó un fragmento del mensaje que San Juan Pablo II dirigió en octubre de 1989 al entonces presidente de Indonesia, Haji Mohammad Soeharto: “En el reconocimiento de la presencia de una legítima pluralidad, en el respeto a los Derechos Humanos y políticos de todos los ciudadanos, y en el apoyo al crecimiento de la unidad nacional basada en la tolerancia y respeto a los demás, colocáis los cimientos de la justa y pacífica sociedad que los indonesios desean para sí mismos y quieren legar a sus hijos”.

Hacia el final de su mensaje, el Papa Francisco recordó a las autoridades y a la sociedad civil que “opus justitiae pax, la paz es fruto de la justicia”.

“La concordia, en efecto, se alcanza cuando cada uno se compromete, no sólo en función de sus propios intereses y de su propia visión, sino con vistas al bien de todos, para construir puentes, para favorecer los acuerdos y crear sinergias, para aunar esfuerzos y derrotar toda forma de miseria moral, económica y social, y para promover la paz y la concordia”, aseguró.

“Que Dios bendiga a Indonesia con la paz, para un futuro lleno de esperanza. ¡Y que Dios los bendiga a todos!”, concluyó.

 

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